21.4.13

Críticas

© Leszek Paradowski
No acaba uno de acostumbrase a esto de la crítica. Quiero decir que me sigue sorprendiendo leer, pongo por caso, la reseña favorable de un libro que a los pocos días otro crítico desaconseja con idéntico fervor. Es verdad que los muchos años le recomiendan a uno, además de la consiguiente relativización de las cosas (no digamos en lo referente a las opiniones literarias), tener en cuenta numerosos factores. De los más sesudos a los más circunstanciales, sin olvidar la amistad o la inquina, tan humanas.
Extraña, con todo, que lo que uno valora como esencial el otro lo destaque como error. El lenguaje, por ejemplo, que en una novela es para A., por su esplendor, lo principal, y para B. lo que, por su simpleza, la hunde. En narrativa, por otra parte, uno cree que el terreno sobre el que se asienta la lectura es más firme. O más fiable. Lo mismo que en el ensayo. En poesía, es verdad, todo parece más frágil y complejo.
Uno, en fin, se pone en el lugar de ese hipotético lector que todavía se deja aconsejar por los críticos de referencia y lo ve crudo. Supongo que como siempre. Ya se sabe, para gustos... Aunque podría, no me atrevo a meterme en el campo minado de los ejemplos concretos. Ya tengo bastante.
Sin más presiones que las propias ni más dueño que uno mismo, comento aquí algunas lecturas. A mi aire. No con el afán de recomendar, allá cada cual, sino con el de transmitir la sencilla felicidad que esos libros me proporcionan. Por el placer de compartir, digamos, esa alegría asequible. Si luego alguien quiere comprobarlo... Igual soy sujeto de las contradicciones que señalo. Espero que no. Aunque ecléctico, me tengo por un tipo con criterio.