4.10.13

Antonio Ventura

Fotografía de Fran Horrillo
Hoy se celebra en el Parador de Jarandilla un homenaje a Antonio Ventura Díaz Díaz (Campanario, 1948) con motivo de su jubilación como funcionario y como Director de la Fundación Academia Europea de Yuste, lo más cercano a la excelencia que existe por estos lares.
Está organizado por la Asociación Extremeña de Fundaciones.
Ni que decir tiene que me parece un agasajo justificado. Pocos extremeños de los que han protagonizado estos años pasados, los mejores en mucho tiempo, lo merecen más. Supongo que ahora ya le podrán conceder la Medalla de Extremadura, que, con esa decisión, incrementaría no poco su menguado prestigio.
Uno conoció en persona a Antonio Ventura, como le llamamos todos, en Plasencia, a principios de los noventa. Se presentaba uno de mis libros, A debida distancia, y él, consejero de Cultura en aquel entonces y de paso aquel día por la ciudad, se acercó a Los Patios, el local de Quique "Cervantes", para acompañarnos. Ajeno, claro está, a cualquier protocolo. Un detalle. Luego, no hemos dejado de tratarnos. Gracias a la Fundación que ha dirigido, de la que era el alma, nos hemos encontrado, además de en distintos lugares de Extremadura, en Bruselas, Utrecht o Deventer. Muchas veces en Yuste, donde está la bonita sede de la FAEY, que, por cierto, siempre contó con un equipo de trabajo a la altura de su ambicioso proyecto.
Ha sido y es un caballero, por decirlo a la antigua usanza -un señor, si se prefiere-, y su forma de proceder, poco política (en el mejor sentido), ha sido siempre equilibrada y ejemplar. Tímido, me parece, pero cordial y bondadoso en las distancias cortas, muy educado, sus maneras, sus ideas y sus logros (en la cultura y en la discapacidad) son, ya decía, un modelo a seguir, más en esta tierra donde la mediocridad y el arribismo abundan. Se le echará de menos.