Con semejante título lo primero que espera el lector es un libro pleno de actualidad; moderno, por decirlo de la mejor y más clásica manera. Y en verdad éste, en letra y en espíritu, lo es. Escrito por Adolfo Cueto, ganador del Premio 'Ciudad de Burgos' y publicado, en consecuencia, por Visor, Diverso.es forma parte de un "continuado trabajo" poético del autor astur-madrileño (del 69), work in progress del que ya se publicaron Palabras subterráneas, que reunía poemas de entre 2001 y 2004 (Renacimiento, 2010), y Dragados y Construcciones, con versos del periodo comprendido entre 2005 y 2009 (Premio Emilio Alarcos, Visor, 2011). Llegan ahora estos, escritos entre 2009 y 2011.
Si tuviera que explicar con una sola palabra la obra diría "atmósfera". Es eso, ya digo, lo que este lector destacaría, a manera de logro, de un armonioso conjunto de poemas que avanza "por esta carretera múltiple" y tiene muy presente que "es lo diverso que nos hace únicos". Hijo del mestizaje, "este libro diverso es, distinto, vario, otro, diferente y plural", como leemos en "Final (sinfín)". Se dirige "hacia el uno diverso" que al cabo somos todos. Y el mundo en que vivimos: "porque el mundo es diverso en sus días iguales, / solo en ti diferentes, como el mundo diverso." "Somos uno y / distintos", dice en "Somos el mestizaje". Un libro en poco o nada parecido, podríamos añadir, a cuanto uno (re)conoce en el panorama patrio; en este sentido, muy diverso también.
Tubos de escape, túneles, tsunamis, autopistas, fábricas abandonadas, apagones, previsiones atmosféricas, chatarra, terremotos, socavones, salas de urgencia, restos del incendio o andamios son algo más que palabras colocadas en los títulos de los poemas que lo componen. Son metáforas de un decir más profundo.
Y un "mar de cemento": Madrid. "Estos somos nosotros, / esa atmósfera espesa / de edificios", "capital de qué gloria."
Además de una ventana "al norte": Noreña. Y otra ventana adentro: al amor. "El amor es el manto que nos cubre de pronto. (...) El amor es el agua que ha llegado de pronto."
No por eso faltan referencias al odio, la culpa, el insulto, la soledad o el silencio. Ni a la velocidad, la contaminación y a ese futuro anticipado que uno ve en casi todo lo japonés, aquí también retratado.
Unos y otros elementos conforman el paisaje moral (también el visual) de una poesía a la intemperie. "Qué / lejano, qué / pequeño ya todo, a indebida / distancia", escribe.
Al final, eso sí, en "Palacio de Cristal", la luz: "luz sin sombra / de duda, luz en suma / que canta."
"Las palabras producen / sacudidas eléctricas", escribe Cueto, y no encuentro mejor manera de explicar lo que uno puede sentir durante la lectura de Diverso.es.
Si no se hubiera usado ya, habría sido oportuno colocar en la cubierta la señal amarilla de peligro por "riesgo de descargas eléctricas". En efecto, por energía y tensión que no quede.
Si tuviera que explicar con una sola palabra la obra diría "atmósfera". Es eso, ya digo, lo que este lector destacaría, a manera de logro, de un armonioso conjunto de poemas que avanza "por esta carretera múltiple" y tiene muy presente que "es lo diverso que nos hace únicos". Hijo del mestizaje, "este libro diverso es, distinto, vario, otro, diferente y plural", como leemos en "Final (sinfín)". Se dirige "hacia el uno diverso" que al cabo somos todos. Y el mundo en que vivimos: "porque el mundo es diverso en sus días iguales, / solo en ti diferentes, como el mundo diverso." "Somos uno y / distintos", dice en "Somos el mestizaje". Un libro en poco o nada parecido, podríamos añadir, a cuanto uno (re)conoce en el panorama patrio; en este sentido, muy diverso también.
Tubos de escape, túneles, tsunamis, autopistas, fábricas abandonadas, apagones, previsiones atmosféricas, chatarra, terremotos, socavones, salas de urgencia, restos del incendio o andamios son algo más que palabras colocadas en los títulos de los poemas que lo componen. Son metáforas de un decir más profundo.
Y un "mar de cemento": Madrid. "Estos somos nosotros, / esa atmósfera espesa / de edificios", "capital de qué gloria."
Además de una ventana "al norte": Noreña. Y otra ventana adentro: al amor. "El amor es el manto que nos cubre de pronto. (...) El amor es el agua que ha llegado de pronto."
No por eso faltan referencias al odio, la culpa, el insulto, la soledad o el silencio. Ni a la velocidad, la contaminación y a ese futuro anticipado que uno ve en casi todo lo japonés, aquí también retratado.
Unos y otros elementos conforman el paisaje moral (también el visual) de una poesía a la intemperie. "Qué / lejano, qué / pequeño ya todo, a indebida / distancia", escribe.
Al final, eso sí, en "Palacio de Cristal", la luz: "luz sin sombra / de duda, luz en suma / que canta."
"Las palabras producen / sacudidas eléctricas", escribe Cueto, y no encuentro mejor manera de explicar lo que uno puede sentir durante la lectura de Diverso.es.
Si no se hubiera usado ya, habría sido oportuno colocar en la cubierta la señal amarilla de peligro por "riesgo de descargas eléctricas". En efecto, por energía y tensión que no quede.