15.2.18

"Siroco", de Lucio Piccolo

Lucio Piccolo di Calanovella (Palermo, 1901- Capo d'Orlando, 1969), aristócrata siciliano y primo de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, el autor de El gatopardo, escribió este poema que pedí a mi amigo Giovanni Scarabello que tradujera al español, una desinteresada labor que le agradezco.
En la versión final, consensuada entre los dos, ha participado también el poeta argentino Pablo Anadón, al que solicité su fundado criterio. 
Me encontré con "Scirocco" en un libro estupendo que me recomendó el poeta Pablo Fidalgo y que encontré, diría que de forma milagrosa, en las estanterías de La Central de Callao, en Madrid. A la primera. Se trata de Cento sicilie. Testimonianze per un ritratto, de Gesualdo Bufalino y‎ Nunzio Zago, publicado por la milanesa Bompiani en 2015. 

SIROCO

Y sobre las montañas, lejos en el horizonte
es larga franja color azafrán:
irrumpe la horda morisca de los vientos,
toma al asalto las puertas grandes
los observatorios en techos de esmalte,
bate en las fachadas del mediodía,
agita cortinas escarlatas, mástiles sangrientos, cometas,
abre claros azules, cúpulas, formas soñadas,
las pérgolas sacude, las tejas vivas
donde agua de manantial se posa en cántaros irisados,
retoños quema, de brotes hace broza,
en tromba cambia zaguanes,
se lanza sobre los crecimientos inciertos
de los jardines, agarra las hojas desiertas
y los jazmines pueriles –luego viene más dócil
golpea panderetas; lazos, franjas…

Mas cuando hacia occidente cierra las alas
de incendio el salvaje pontifical
y la última estela roja se deshace
por doquier sube la noche cálida al acecho.

SCIROCCO

E sovra i monti, lontano sugli orizzonti
è lunga striscia color zafferano:
irrompe la torma moresca dei venti,
d’assalto prende le porte grandi
gli osservatori sui tetti di smalto,
batte alle facciate da mezzogiorno,
agita cortine scarlatte, pennoni sanguigni, aquiloni,
schiarite apre azzurre, cupole, forme sognate,
i pergolati scuote, le gollete vive
ove acqua di sorgive posa in orci iridati,
polloni brucia, di virgulti fa sterpi,
in tromba cangia androni,
piomba su le crescenze incerte
dei giardini, ghermisce le foglie deserte
e i gelsomini puerili – poi vien più mite
batte tamburini; fiocchi, nastri…

Ma quando ad occidente chiude l’ale
d’incendio il selvaggio pontificale
e l’ultima gora rossa si sfalda
d’ogni lato sale la notte calda in agguato.

Nota: El retrato que ilustra esta entrada, "Lucio Piccolo e poltrona", es de Aventi.