24.1.19

Para Ángel

Dos libros de la Editora Regional de Extremadura homenajean al poeta Ángel Campos Pámpano en el décimo aniversario de su muerte. Una antología, En el vuelo de la memoria, donde numerosos poetas portugueses y españoles le dedican versos inéditos (coordina la obra Suso Díaz y firma el original prólogo Miguel Ángel Lama), y la edición bilingüe (castellano y portugués, en traducción de Luis Leal) de su última y más celebrada entrega, La semilla en la nieve, con prefacio de Nuno Júdice.
Las dos cubiertas están ilustradas por su amigo Javier Fernández de Molina.
Publico aquí el poema de uno que aparece en el primero y el texto que va en la contracubierta del segundo, escrito a petición de Fran Amaya, director de la Editora.
Va por ti, amigo.



MÉRIDA, 1983

Los dos en el balcón,
aquella tarde
en que volvió a reunirnos
la poesía,
esa voz de los otros
que hacemos con fervor
palabra nuestra.
Los dos éramos jóvenes
y habitaba el amor
junto a nosotros:
Carmen, Yolanda,
que fijó para siempre
aquel momento.
En esa foto,
los dos en el balcón,
frente a las obras
del romano edificio
de Moneo.
El trabajo gustoso
fraguaba una amistad
que tan solo la muerte
malogró.
Entonces,
con todo por hacer,
estuvimos dispuestos
a quedarnos en tierra
para ver desde dentro
un paisaje distinto.
Y en eso estábamos.

Mientras pueda pensarte
–escribiste a tu madre–
no habrá olvido.
Al leer esos versos
recupero la tarde,
su luz, aquel balcón
abierto al aire.

                                               


Aunque a ÁCP no le gustaba que alguien dijera de un libro que era el mejor de su autor, los lectores y la crítica (fue Premio Extremadura a la Creación) coinciden en señalar que La semilla en la nieve, el último que publicó antes de abandonarnos intempestivamente, es el más logrado de cuantos el sanvicenteño dio a la imprenta. Se diría que ahí está él más que en cualquier otro. ¿Madurez, oficio? No. Me inclino a pensar que su meridiana excelencia es fruto de la nítida presencia en el libro –lo que le justifica y da forma– de su madre, de Paula Pámpano, verdadera protagonista de esta obra mayor. No es tanto su muerte, hecho ineluctable del que parte, como el vivo retrato de ella que su hijo consigue componer.
Le habría hecho mucha ilusión leerlo en portugués, esa lengua que, como a Paula, tanto amó. 

Nota: La fotografía, se dice en el poema, es de Yolanda Gómez de Mayora Rojas.