26.11.22

En Gure Zurgaia


Seve Calleja escribe el texto que sigue al frente de la nueva entrega de la revista Gure Zurgaia:

«Las revistas literarias han jugado un papel primordial en el paisaje literario. Los poetas son arcos leonardinos, debilidades que se apoyan, como lo definía el maestro Davinci, que también fue poeta. Son importantes vectores para la crítica, para el análisis, para el intercambio de posturas estéticas. Basta mirar a las que promovieron las vanguardias del primer tercio del pasado siglo.

Cada cual ocupa su sitio en la vida y en la cultura, a veces el que otros han dejado vacío. Pero Gure Zurgaia no pretende ocupar el que ha dejado la señera y paradigmática Zurgai. Si acaso, mirarse en ella como en una hermana mayor, de las que lleva el color de sus hojas en algunas ramas. Así que no hay que temer que brote y llegue ya al número tres esta revista en torno a la que suenan voces de ayer y de hoy: rememorando a los maestros y dando voz a sus epígonos. Aparte de un espacio para la construcción del ego, como las definió Ferdinand Divoire, son también lugar de encuentro y participación en tendencias y logros compartidos. Y eso es y quiere ser Gure Zurgaia. Antes fueron Kantil, Pamiela, Pott Banda, Zurgai, La Galleta del Norte, Ipar Atea... Y más allá, Litoral, Crátera, Papeles de Son Armadans, Turia..., espacios emblemáticos en los que se gestaron grandes escritores y escritoras, se han recuperado otros y se ha dado voz a muchos emergentes que no tenían camino a la edición. Unas duraban poco; otras sin embargo han sabido aguantar mejor las inclemencias de la economía.

Un homenaje a Neruda en el cincuentenario de su muerte, traído a estas páginas por Enrique Robertson, Julio Gálvez Barraza, José Luis Piquero y Juanjo Galeano, y festonado por los poemas de una larga nómina de autores y autoras: Manuel Vilas, Álvaro Valverde, Eliana Lucián, Julián Boao, Julio González Alonso, José Blanco, Mª. Ángeles Maeso, Itziar Mínguez, Kepa Murua, Idoia Garramiñana, José Serna, Bárbara Grande Gil, Fernando Martos, así como por las imágenes de Ángel Muro, engrosan este número que se completa con entrevistas, reportajes y reseñas».

Esta ha sido, en fin, mi colaboración para ese número extraordinario. 

BERROCALES

                Homenaje al pintor Narbón

Está en tus apellidos.
Uno remite al verde de los valles.
El otro al berrocal,
que marca aquel paisaje de tu infancia:
el de los canchos.
En Valcorchero, territorio de piedra
rodeado de rojos alcornoques.
Donde las largas excursiones,
la búsqueda sabatina de espárragos,
las hogueras para asar las castañas.
El de las romerías.
Y en los alrededores de tu casa,
donde ibas con tus padres
las tardes de buen tiempo.
Después, con los amigos.
A por ranas, tritones, salamandras…
Cuando el paraje estaba
colmado de regatos y de fuentes
y perderse por él
era encontrar la vida.
En una foto antigua,
abrazas a tu hermano.
Detrás, esos pedruscos
con formas monstruosas
que la imaginación dulcificaba.
Lo suave y lo áspero
nos conforman a todos.
En uno las metáforas
del norte y su verdura
y la del sur, diría,
con sus rocas.
Aunque mejor, tal vez, la del oeste:
extremeña (Trujillo, Malpartida…)
y por añadidura alentejana.