Está uno intentando quitarse de la crítica. Con el del expurgo de la biblioteca, es uno de mis propósitos de año nuevo. Sin embargo, me cuesta no decir nada acerca de algunos libros que me salen al paso. Ninguno de los que me llegaron desde Jerez de la Frontera a lo largo de estos últimos lustros (desde 2008) publicados en la colección Canto y Cuento, que allí ha dirigido el poeta y pensador José Mateos, me dejaron indiferente. Los dos últimos menos aún. Últimos por orden de llegada, sí, pero también porque con ellos se cierra esa aventura poética de fuste y calado. Blanco roto, ópera prima de Carmen Fernández Rey me gustó mucho por su iluminadora sencillez y lo voté incluso en mi lista de "mejores libros del año" de El Cultural.
Sin querer establecer comparaciones improcedentes, el que cierra la serie, La balanza, de Víctor Herrero, me ha sorprendido gratísimamente. Nacido en Salamanca en 1980, este mismo año ha publicado también su primer libro de poesía: Lo que busca la abeja (Reino de Cordelia), que curiosamente se alzó con el premio que lleva el nombre de su ciudad natal. Ya estoy tras él. Más después de leer, ya digo, lápiz en mano, La balanza. Toma su título de la cita de Christian Bobin que lo abre (traduzco aproximadamente): "Escribo con una balanza minúscula como las que utilizan los joyeros. Sobre un platillo deposito la sombra y sobre el otro la luz. Un gramo de luz hace contrapeso a varios kilos de sombra".
En lo que respecta a su biografía (que en un poeta de verdad se encuentra en sus poemas), cabe añadir un dato no menor: este profesor de literatura bíblica es fraile franciscano. Por eso el adjetivo "franciscana" (que creo que utilicé alguna vez para hablar de la de Basilio Sánchez) le cuadra muy bien a su poesía. De nuevo la claridad y la sencillez como claves de una poética sobria y humilde que no tiene nada de simple. Centrada, en esta entrega, en la enfermedad y muerte de su madre, asunto que trata con un amor y una delicadeza dignos de encomio. Pero hay mucho más en este libro logrado, algo que dejo en manos del lector. Me niego a hurtarle el placer de descubrir cuanto esconde, y no precisamente por complicado o hermético. "Todo tiene que ver con las palabras", escribe. Y: "Creo que en lo real está la dicha". O: "Celebra todo lo que no posees". En este enlace encontrará el curioso cinco poemas que le pondrán sobre la pista de la obra de Herrero. La balanza seguirá cerca de esta mesa donde escribo. Su relectura y frecuentación se me antoja una necesidad.