La colección didáctica El Pirata, de la Editora Regional en colaboración con el Grupo de Investigación de Literatura Infantil y Juvenil de la Universidad de Extremadura, sigue adelante y uno lo celebra. Cuatro nuevas entregas (cada vez mejor diseñadas) llegan a las librerías. Se trata de las antologías de Catalina Clara Ramírez de Guzmán (Llerena, 1618-1684 u 85), Luis Álvarez Lencero (Badajoz, 1923-Mérida, 1983), Carmen Hernández Zurbano (Salamanca, 1976) y Basilio Sánchez (Cáceres, 1958).
Las dos primeras están ilustradas por Mayte Alvarado y las otras por Leticia Ruifernández.
Para muchos, la poesía de la llenerense Ramírez de Guzmán, irónica y burlona, será una sorpresa. Tampoco creo que sea muy conocida la comprometida obra de Lencero, forjador y poeta, que con Jesús Delgado Valhondo y Manuel Pacheco forman el trío más conocido de la poesía extremeña de postguerra (los "cabezones" de la escultura pacense situada en la glorieta que hay bajo la Alcazaba, junto al Guadiana). Más interesantes me parecen los florilegios de Hernández Zurbano y Basilio Sánchez.
La primera acota la muestra a los años 2011 y 2021. Por cierto, quiero llamar la atención sobre un libro suyo que acaba de publicar La Moderna (Los libros de Olimpia. Colección de narradoras y ensayistas secretas): Tengo la barriga cuadrada y la cabeza llena de lombrices donde se mezclan el diario, la poesía, el ensayo y la antropología, lo que da como resultado un libro singular que me ha sorprendido muchísimo. Por cómo está escrito (¿será verdad que la mejor prosa la escriben los poetas?) y por la lucidez que arroja cuanto dice. Sobre la enfermedad, su oficio de médico pediatra, la situación de la sanidad pública, la condición femenina, etc. Me extraña, en fin, que la repercusión haya sido tan escasa, más allá de que la editorial que lo publica sea pequeña e independiente.
Descubrir a estas alturas la poesía de Basilio Sánchez resulta un despropósito, si bien nunca está de más volver sobre ella, sobre todo si, como en los casos anteriores, los poemas vienen acompañados por sugerentes y logradas ilustraciones.
Ojalá los jóvenes estudiantes, verdaderos destinatarios de la colección, se acerquen a estos libros. Eso sí, me temo que la complicidad de sus profesores será necesaria. Ánimo.