Francisco Bejarano
Renacimiento, Sevilla, 2024. 72 páginas. 16 €
Bejarano (Jerez, 1945) justifica su título porque “son
muchos más los [momentos] de melancolía que los de júbilo. El júbilo es muy
aparatoso, pero dura muy poco, poquísimo”. Hacía veintidós años que no
publicaba un libro de poemas. El regreso concluía entonces la estricta senda formada por Transparencia
indebida (1977), Recinto murado (1981) y Las
tardes (1988, Premio de la Crítica). En 2011 apareció el florilegio
Un juego peligroso. Además, ha dirigido revistas, escribe artículos
periodísticos y es autor de algunas obras de prosa y ensayo. Fue incluido por
García Martín en su encomiable antología Las voces y los ecos, una
suerte de retaguardia novísima.
Dividido en cinco partes, el amor es el asunto central de
esta inesperada entrega. “Huyamos del amor”, proclama. “Pude querer y ser
correspondido. / El amor poderoso me dio miedo”. “Es mi dolor”, confiesa. “Ya
no hay tiempo”.
A sus fracasos, a su necesario desprestigio, a su
invisibilidad y su “materia oscura” se refiere en poemas que adoptan un tono
sentencioso y clasicista, propio de la mejor tradición andaluza; cadencia compuesta
en torno a la serena música del endecasílabo.
Se impone la libre soledad y la dulce tristeza (“un amor tan
antiguo como mío”, “vaga sombra / fue la melancolía desde niño”). Su refugio,
la casa (“todo está en casa y en nosotros mismos”), los libros (“ennoblecí con
libros las paredes”), la rutina (lo igual, que es lo distinto), los sueños
(“Aún soy un niño /perdiéndose en un mundo que no existe”), las artes (como el
cine, que saben “detener el tiempo” y “dan más vida que la vida”), los
recuerdos (“La verdadera vida es la memoria”) y la escritura (“es un dolor a
solas / buscando la verdad y la belleza”).
“¿Ayudará a vivir escribir versos?”, se preguntaba Bejarano.
Su libro es la respuesta.
NOTA: Esta reseña se ha publicado en EL CULTURAL.