Sí, tengo cuatro libros de poesía encima de la mesa y todos de amigos: Soliloquio para dos de Eduardo Moga (con fotografías de José Noriega, el editor de El gato gris), La noche a tientas de Lorenzo Oliván (cada vez más esencial y despojado), El que desordena de Tomás Sánchez Santiago (que ha escrito un prólogo para el de Moga) y Viviendo siglos de Pablo Guerrero (que vuelve a cantar en forma de poema).
El uno de más corresponde a Ninguna necesidad, la novela de Julián Rodríguez (reseñada hoy en Babelia y el pasado jueves en el suplemento de La Razón).
Me espera un fin de semana muy leído.
El uno de más corresponde a Ninguna necesidad, la novela de Julián Rodríguez (reseñada hoy en Babelia y el pasado jueves en el suplemento de La Razón).
Me espera un fin de semana muy leído.