Avanza la colección Luna de Poniente y con la letra M aparece en escena Made in China, de José María Cumbreño.
A partir de una cita de un campeón chino, precisamente, de tenis de mesa, el poeta más latinoamericano de Extremadura y buena parte de España reúne en este libro treinta y nueve poemas (cada número un título), más o menos al uso, y cuatro textos misceláneos que llevan al frente "Made in China".
Quienes ya hayan leído a Cumbreño saben de sobra que los géneros le importan poco. Que el aforismo, el verso clásico y lo narrativo conviven por igual dentro de los artefactos que escribe, donde nunca falta la reflexión metapoética (en este caso, sobre la base de la metáfora del bazar chino). Aquí, lo mismo. Quizá sea el relato lo que prime, porque en realidad estamos ante una historia: la relación entre Emilia, una anciana española, y su cuidadora, Gladys, ecuatoriana por más señas. Una historia y sus consecuentes ramificaciones, claro. Ya sean las familiares (con hijos, nietos...) o las sentimentales (la soledad, el miedo, la emigración...). Al fondo, cómo no, la vida. Y ya allí, nuestra inevitable condición de extranjeros, un estado civil que todos compartimos sin remedio.
En cursiva, Cumbreño pone voz a sus personajes. Quien escribe es alguien que escucha. O, mejor, un observador sensible que ve y oye con atención. Para que no se le escape ningún detalle.
En el poema "Treinta y seis (Motivos para escribir un libro)" leemos:
Hay libros que se escriben (dicen) por necesidad.
Hay libros que se escriben (aseguran) por interés.
Y otros, como éste, simplemente por mala conciencia.
¿Está claro? De forma meridiana, como el tono general de la obra, realista hasta la médula, por increíble que a veces nos parezca la realidad, en especial la que muestra Cumbreño, asombrosa en su cotidianidad.
Para complementar la lectura de esta nueva entrega, no estaría de más acercarse a la antología Curso práctico de invisibilidad (Poesía 1998-2013), recién publicada por ediciones del 4 de agosto. Dos por uno. Y a precio de "chino".