24.10.09

GHB, premio Qwerty

En efecto, en la tercera edición de los Premios Qwerty el dedicado al "Millor llibre de narrativa en castellà" ha sido para El espíritu áspero (Tusquets Editores). Este era el jurado. ¿Se ha enterado alguien por aquí? ¡Enhorabuena!

"Mi" Portugal

Del que hablo en una breve entrevista que publica Hoy.

23.10.09

La vida

Lo que cuenta Sánchez-Ostiz, a propósito de esas cosas que no se dicen.

Guiño

El de Segundo Tercero en su artículo de hoy en El Periódico Extremadura. Ojalá que no vuelva a alejarse de nuevo de los poetas. Sería culpa de uno.

21.10.09

De Villa Triste

"A mí, que había soñado con nacer en una ciudad pequeña de provincias, no se me alcanza que alguien pudiera renegar del lugar de la infancia, de las calles, de las plazas y las casas que constituyen el paisaje primero de cada cual. Sus cimientos. Y que alguien pudiera no regresar a él con el corazón palpitante".
Lo escribe Patrick Modiano en su novela Villa Triste. Tan sutil, tan frágil, tan evanescente, tan delicada como todas las suyas (que uno ha leído). Y, al tiempo, tan concreta, tan precisa, tan real...
Me ha gustado que el editor haya ilustrado la cubierta con una obra de Pierre Le Tan, autor habitual de las de sus libros en Gallimard, incluido éste.

20.10.09

Gaspar Jaén i Urban

Conocí sus poemas a través de un libro capital para mí: la antología La nueva poesía catalana, de Joaquim Marco y Jaume Pont, que publicó Plaza & Janés en 1984. Junto a poetas que ya había leído, como Gimferrer o Comadira, descubrí allí a Parcerisas, Marí, Susanna y, ya digo, a este arquitecto valenciano del 52 cuya poesía que me interesó desde el primer momento, sobre todo por su libro Cambra de mapes. Está en Llibres del Mall y la amable dedicatoria de Gaspar que abre mi ejemplar es del 22 de febrero del 86.
El poeta vive y trabaja en Elche y tiene una página personal muy completa. Recibo ahora noticias de un librito de 2008, publicado (en edición no venal) en la colección Els Plecs del Magnánim y que puede leerse aquí, en castellano, francés y valenciano. Como él mismo dice, "amb el títol De re aedificatoria (clarament manllevat de Leon Battista Alberti) he fet una tria de poemes meus (d'aquell que sembla que jo vaig ser) relacionats amb l'arquitectura i la ciutat". Arquitectura y viajes: de Galicia a Praga, de Roma a Berlín. Pasen y lean.

19.10.09

De la bella vulgaridad

Por suerte, aún existen personas de cuyo criterio uno se fía. Casi a ciegas. Críticos que merecen tal nombre. No abundan. Ni falta que hace. El profesor Isidoro Reguera es uno de ellos. Llevo a medias Ejemplaridad pública, de Javier Gomá, y su reseña sobre el libro publicada ayer en Babelia confirma lo que uno sólo sospechaba: que estamos ante un ensayo de esos que los ciudadanos necesitamos para entender, siquiera de lejos, la época que nos ha tocado vivir. Termina su recensión con estas palabras: "Lean y disfruten, resulta hasta conmovedor seguir el curso de este libro-río, ver cómo se desliza y meandrea, tan sabio como elocuente, por su delicada problemática". En eso estamos.

17.10.09

TSS

Estos últimos días del verano tardío he estado releyendo poemas de Tomás Sánchez Santiago, de su antología Cómo parar setenta pájaros. El libro se ha presentado en Valladolid y con ese motivo Amelia Gamoneda ha dicho que «Tomás Sánchez Santiago construye una poética que podríamos llamar de lo precario». Perfecto. Uno también lo ve (o lo lee) así: todo es fragilidad en ese mundo que el de Zamora traslada al lector. Hay sutileza. Y acercanza. Esto (una palabra que ha rescatado del baúl del diccionario perdido Fernando Valls) abunda. Hay que conocer a Tomás para comprenderlo del todo, por más que baste y sobre con leer sus versos, casi siempre al borde del precipicio, como todos nosotros.
Según las crónicas, Gamoneda afirmó que «Tomás es altamente representativo del valor de lo local y de lo provinciano en este mundo de globalidades. En él, el germen del valor de lo local está en la poética de lo precario y de la retracción. En esa poética 'negativa' que él maneja hacia la reversibilidad y la paradoja». Y uno no puede por menos que felicitarse por ese análisis lúcido y sensato y más aún, con permiso de Amelia, porque exista esa poesía que uno, cualquiera, puede leer para vivir.

Extremadura esencial

Cuando hablé aquí atrás del libro De Extremadura, de Fernando Pérez Marqués, desconocía otra obrita del mismo autor, Viaje a la Extremadura esencial, que ha rescatado la colección Biblioteca de cabecera (SES/Plan de Fomento de la Lectura). Dividida en tres partes, Caligrafías del paisaje, La memoria y sus recintos y Viandas extremeñas, reúne artículos publicados en el diario Hoy por los años cincuenta y sesenta. De ese recorrido me quedo, por lo del paisanaje, con su "Maravillosa Plasencia", aunque no hay párrafo donde lo mejor de su inconfundible estilo no dé oportunidad al lector de disfrutar de esa prosa elegante y tersa que caracteriza la obra del escritor y maestro de San Vicente.
No está de más anotar que el volumen lleva una introducción de otro Fernando Pérez, de segundo apellido Fernández, que con sensibilidad y buen tino vuelve sobre los afanes de su abuelo.

16.10.09

Aramburu dixit

"Edades aparte, la experiencia confirma que lo importante en la literatura activa es el bosque, la tarea de colocar un árbol y luego otro y otro mientras haya talento, un componente de vida interior, y el cuerpo aguante. El resto, a lo sumo, son nidos de pájaros, hojarasca y anécdotas, o sea, premios literarios, homenajes y otras manchas biográficas difíciles de eliminar".

Fernando Aramburu, "Primer árbol del bosque", en El Cultural.

12.10.09

Postal de Monsanto

Como comentaba hace poco, mi Portugal es sobre todo un país leído. Así, aunque en Monsanto (elegida en 1938 "Aldeia Mais Portuguesa de Portugal") no había estado nunca, lo conocía a través de las palabras de Torga, de Saramago, de Salvado... Las mismas que cubrían las paredes del restaurante donde hemos comido hoy. Allí reza: "Monsanto é uma pedra". Y es verdad. Como que uno no estaba preparado, por mucho o poco que conociera, para ver esa pedrera o, mejor, ese berrocal asombroso. A mucha honra llevo, por cierto, mi segundo apellido: Berrocoso, de la misma familia; que suena también (tan bien) a extremeño y a portugués.
Desde lo alto del castillo (que fuera, ay, templario) se ve medio Portugal. Esto lo han dicho todo los que lo han escalado. No es poco poder observar a vista de pájaro la extensa planicie de Idanha. La luz era perfecta (de verano) y el viento soplaba con la fuerza debida. Daba gusto recordar el paseo sentados en la mesita con una cerveza fría en la mano, junto a una pequeña ventana (con su preceptiva cortinita) que daba a una calle de piedra y a una casa de piedra, como la que sobresalía rotunda de la pared del comedor. Fue entonces cuando, luso perdido, me dije: Ángel, ¿estuviste en Monsanto?

En el cine

Conmovidos aún por la excelente película argentina El secreto de sus ojos, vimos ayer la última, divertida comedia de Woody Allen, Si la cosa funciona. No es cosa de comparar lo que ni puede ni debe serlo. Nos reímos, que no es poco. No pude dejar de poner al director en el papel del actor principal, pero él sabrá. Nueva York vuelve a cobrar el protagonismo que merece en su filmografía, por más que uno no haya visto su desafortunada peli barcelonesa.
Al lado, cómo no, una parejita habladora. El tipo no dejaba de comentar todo y de adelantarse a lo que iba a ocurrir. Pero al contrario que una de las protagonistas del filme, ay, no era vidente. Llegó un momento en que cesó en su incómodo parloteo. Al acabar, salieron de la sala delante de nosotros. Él le decía a ella: "Al final me ha gustado, me ha gustado. Eso sí, no paraban de hablar". Ya.

11.10.09

Algo serio

Me alegro de que Soledad Gallego-Díaz no olvide, desde su retiro argentino, la actualidad de la política nacional española. Y que la distancia no le impida ser tan certera como siempre.

10.10.09

Palabreros

Eso, con perdón, me parecen personas como Eduardo Galeano que parece escucharse a sí mismo esta mañana en la SER mientras conversa (es un decir) con Monserrat Domínguez. (Hace un rato era peor: hablaba Floriano en la tertulia política de A Vivir...)
"Palabrero y laurolindo", creo recordar que escribió Felipe Núñez en un verso epatante que uno tiene perdido en su memoria. Sí, eso pienso de un puñado de escritores cuya facilidad de palabra es tan envidiable como la de sus respectivas poses de literatos cuando aparecen en escena. Poco importa que sea en la radio, en la tele o en cualquier otro tablao. No daré nombres. No me atrevo. No es que estén felizmente vivos muchos de ellos sino que son vivos, que es peor. Bueno, tengo a Neruda (que escribió algunos poemas memorables) como santón de todos ellos. Y es que entre el numeroso gremio de poetas abunda esta colorida especie. ¡Y qué bien recitan sus interminables versos canoros! Impostores hay en todas partes, no tengo dudas. A pesar de que, como recuerda en Babelia José Emilio Pacheco citando al ilustrado Mayans, "en la poesía, lo que no es excelente es despreciable". Será eso.

9.10.09

El blog de clase

Este año soy tutor del curso 6º B del Colegio Público "Alfonso VIII" de Plasencia. Hemos abierto un blog. Ojalá podamos aprovechar debidamente las posibilidades que esta herramienta (como dicen los teóricos de la cosa) nos ofrece. En lo educativo, claro. Y en todo lo demás, por supuesto.

5.10.09

Dedicado

Haikus

Juan Bonilla (al que conocí hace unos días en Jaén donde coincidimos en el jurado de un premio literario del que me traje una estupenda y divertida conversación con su adorado Fernando Quiñones al fondo) habla de "un fantasma que recorre la geografía española: el del haiku". Su favorito es... de Los Chichos: “Dame veneno/ que me quiero morir/ Dame veneno”.

3.10.09

Colombianos en Barcelona








CRONICA ENCUENTRO DE ESCRITORES COLOMBIANOS EN CATALUÑA

Por Antonio María Flórez. Escritor

Por fin, y luego de transcurridos más de dos años desde el momento en que el historiador y poeta Arturo Bolaños me propusiera acompañarlo en la idea de organizar un encuentro de escritores colombianos residentes en Cataluña, hemos logrado un espacio y un tiempo para saludarnos y reconocernos, para indagar en las razones diversas de nuestro desarraigo, en la influencia que ha tenido Barcelona en la literatura colombiana, pero, además, para mostrar al público catalán en qué anda la escritura de los errabundos escritores de allá que aquí moran. Y ese lugar y momento se han dado y sucedido en Casa Amèrica de Catalunya, felizmente, los días 29 y 30 del septiembre reciente.
Pero la idea no contó con mucha credibilidad ni apoyo en un principio, se pensaba que quizás era en exceso ambiciosa. Pero poco a poco, se fueron venciendo resistencias. Primero de los propios creadores colombianos que en la medida que contactábamos con ellos, la secundaban sin ambages. Máxime porque el proyecto trasciende su propósito inicial y busca reunir, más tarde, a los autores colombianos residentes en toda España y, luego, en toda Europa. Por supuesto en Barcelona, pero por qué no en Madrid o París. Y aprovechar para hacerle el gran homenaje que le debe esta ciudad, y todo el ámbito del español, a la figura señera de García Márquez, paradigma de mutuas significaciones.
Se tocaron primero algunas puertas oficiales, con poco eco, hasta que Antonio Travería y Marta Nin, de Casa Amèrica de Catalunya, decidieron acoger la idea y acolitarla, prestándole todo su apoyo logístico y económico a este evento que hemos realizado con gran éxito en días pasados, en buena parte también gracias al importante apoyo mediático aportado por la Fundación Santillana en las últimas semanas.
Aparte de García Márquez, se cuentan por decenas los escritores de este país que han vivido en esta región, tal como lo documentaron en sus sesudas e iluminadoras conferencias, Ricardo Cano Gaviria y Arturo Bolaños. Barcelona ha ejercido una magnética influencia en los creadores colombianos que se remonta a la segunda mitad del siglo XIX, tal vez por su cosmopolitismo y mediterraneidad y, especialmente por ser, quizás, el más poderoso e influyente centro editorial de España. Aquí vivió y publicó José María Vargas Vila, el primer auténtico “bestseller” de la literatura en español del siglo XX. Aquí ejerció de cónsul Jorge Zalamea, el gran poeta amigo de los del 27 a quien Lorca dedicó algún poema del Romancero gitano, autor de El Sueño de las escalinatas y traductor excelso de Saint John Perse. En Tarragona vivió, y murió hace poco, Carlos Martín, uno de los más importantes “piedracielistas”, que fuera el rector del colegio de Zipaquirá donde Gabo cursó sus estudios de bachillerato y con quien se adentró en los misterios de la poesía, tan hondamente, que el aracateño tuvo una etapa lírica incipiente y le hizo afirmar en algún momento algo así como que la literatura era la poesía.
También moraron por estos pagos, más tarde, el médico Manuel Zapata Olivella (Changó el gran putas), que se casó con una catalana a la que llevó a vivir a Colombia, al igual que Óscar Collazos (Esta mañana del mundo) y Ricardo Cano Gaviria (El pasajero Walter Benjamin), que sí se quedó a vivir aquí, más concretamente en Montblanc. Así mismo, estuvieron radicados, Alba Lucía Ángel (Estaba la pájara pinta sentada en el verde limón), R. H. Moreno Durán (Fémina suite), Luis Fayad (Los parientes de Esther), Carlos Perozzo (Hasta el sol de los venados), Miguel de Francisco (Armario de solterones), Antonio Ungar (Zanahorias voladoras), Orlando Mejía (Pensamientos de guerra), Ricardo Silva (Edificio la Gran vía), entre muchos otros.
Pero también se supo que uno de los primeros cónsules de Colombia aquí, fue un catalán americanista, nacido en Valladolid, que lo fue para la época de la Exposición universal de Barcelona; y se recordó que Ramón Vinyes, el famoso sabio de Cien años de soledad, era catalán, y que desde su librería de Barranquilla puso al día en la literatura mundial a los insaciables lectores del grupo de La Cueva (Cepeda Samudio, Fuenmayor, Meira del Mar y el mismo Gabo).
La primera jornada, con lleno completo y público de pie, fue moderada con justeza por José Antonio de Ory, antiguo agregado cultural de España en Bogotá, contó con la presencia de Ángela Becerra (El penúltimo sueño), Juan Gabriel Vásquez (Historia secreta de Costaguana), Luis Noriega (Iménez) y Ricardo Cano Gaviria (El pasajero Walter Benjamin). En el coloquio se indagó por las razones que han traído a todos estos escritores a Barcelona y la condición de su desarraigo, así como la naturaleza de su obra y su relación con Colombia. Becerra, publicista, significó que su traslado a esta ciudad se debió a motivos estrictamente laborales y amorosos, que reconoce muchas colombias en planos superpuestos y que prefiere identificarse con la nación positiva y alegre que también es su patria, que el odio es un concepto universal y no local y, finalmente, sobre el supuesto “idealismo mágico” de su obra aclaró que es un concepto que surge de los críticos y no de su intención creativa. Noriega recordó que cayó en Barcelona por descarte y porque era más barato vivir y más fácil para vivir de su obra, afirmó que su narrativa negra y crítica, se ha ido haciendo menos ácida desde la distancia, aunque conserva su tono irónico. Cano Gaviria, el que más tiempo lleva viviendo aquí, conoció y tuvo trato cercano con los artífices del boom, contó cómo la casa donde vivió y escribió García Márquez la Cándida Eréndira y algunos de sus cuentos, aún se conserva prácticamente intacta en la calle Caponata y que Vargas Llosa se pasó a vivir a una calle cercana para estar cerca de su entonces buen amigo. Vinculado a la desaparecida Hora de poesía de los Lentini, codirige con su esposa la editorial Igitur. No quiso entrar en polémicas por el uso político del catalán y dijo sentirse deudor de los escritores catalanes que escriben en español, como Marsé, Mendoza o goytisolo y que gracias a ellos pudo conocer a Ramon Llull. Reconoció Cano, además, que ahora escribe con menos amargura sobre Colombia y que en su nueva novela trata de recuperar algunos registros lingüísticos colombianos. Vásquez, después de vivir en Bélgica y Francia, reconoció que se decidió por Barcelona porque entendió que en ella podría vivir de lo que le gusta: la literatura y porque el mito de lo que hicieron aquí Gabo y compañía siempre pesa. Si bien Juan Gabriel escribe sobre diversos temas, extraterritorialmente, y reconoce una deuda enorme con otras literaturas, especialmente con Conrad, en su obra se nota una honda preocupación por su patria, más desde el deseo de entenderla y esclarecer su compleja realidad, que como tópico. Por supuesto, se tocó el tema del peso de García Márquez en la literatura nacional y universal, y la manera como se asumió ese magisterio en el país; el fenómeno de Gabo es irrepetible y las referencias e influencias sobre la obra de cada uno no necesariamente deben ser territoriales, concluyó el escritor bogotano.
La segunda jornada contó igualmente con muy buena asistencia de público, a pesar de también coincidir con partidos de la Champion League. Marta Nin y Basilio Baltasar, director de la Fundación Santillana, abrieron la noche destacando el ambicioso proyecto de cooperación que se abre con el acuerdo firmado por Casa América y la Fundación y su voluntad de apoyo a proyectos como el que cursa. Arturo Bolaños en su charla “El silabario que nos une” señaló que Barcelona ha sido para los escritores colombianos “archivo de cortesía”. Luego, Rosa Lentini, profunda conocedora de la poesía colombiana contemporánea, presentó con solvencia a cada uno de los poetas participantes en el recital de cierre del evento. Zamir Bechara (Voces mínimas) previo a la lectura de sus versos hizo énfasis en el fervor que ha mostrado Colombia siempre por la poesía y lo que “cuesta escribir versos ante los desmanes de nuestra época”. Arturo Bolaños (Sabor a ceniza), leyó densos textos de su última producción. Antonio María Flórez (Desplazados del paraíso) mostró algunos de sus nuevos poemas, algunos de ellos dedicados a Barcelona. Juan Pablo Roa (Basilisco), se decantó por presentar textos de varios poemarios. Y, finalmente, Anabel Torres (Poemas de la guerra) rescató algunos textos olvidados suyos y cantó al amor en Barcelona.
Buenas sensaciones de un Encuentro que nos muestra una literatura colombiana vitalista y dinámica, con deseos de seguir ocupando un lugar preponderante en el universo lingüístico del español y que seguro seguirá teniendo una estupenda relación con Barcelona y Cataluña.

Barcelona, 1 de octubre de 2009

2.10.09

Estirpe triste

Lleva uno tiempo dándole vueltas al asunto de la relación entre la poesía y la tristeza. Lo dijo perfectamente W. Stevens: la poesía es una forma de la melancolía. Por eso me ha parecido tan pertinente el comentario de Julio M. Mesanza publicado con ese mismo título, "poesía y tristeza", en su blog. Como bien dice, ni el poeta ni el poema tiene por qué ser tristes para que el lector sienta tristeza al leerlo.
Anoté este verano en el cuaderno: "Sí, hay personas tristes. Uno seguramente es triste. Tiendo a la tristeza. A la melancolía, que queda mejor. Sí, también entre los poetas -en la poesía- hay una estirpe triste. Manrique y Vallejo son dos ejemplos entre muchos. Puede que todo sea, en fin, una simple cuestión de carácter. Y, por eso, de destino".
Dos días antes había cumplido cincuenta años.