30.3.08
Parque Fernando Pérez
29.3.08
Noticias (extremeñas) de Tusquets
Unas páginas más adelante es otro paisano, Eugenio Fuentes, el que presenta -como en el caso de Gonzalo- una nueva edición en Tusquets de su novela El interior del bosque. Me acuerdo de la noche en que el vecino de enfrente -entonces, Eugenio- llamó a nuestra casa para decirnos que había ganado el premio Alba/Prensa Canaria. Mucho mundo ha recorrido esta historia protagonizada por el detective Cupido.
Más adelante -pasados abril, mayo y junio-, ajustándose a su título, se da noticia del nuevo libro de uno, Desde fuera. Me gusta cómo queda la cubierta con el dibujo que el pintor placentino Emilio Gañán ha cedido, generosamente, para la ocasión.
En fin, por cosas así, hechos y no quimeras, sostenemos algunos que la nave va. No es poco.
27.3.08
Martín de Riquer
Esperaré a que salga en junio la traducción del libro en castellano. Su vida bien merece ser leída. Con semejante devoción con la que algunos hemos leído sus traducciones, estudios y ensayos. Con todo, como dicen de su amigo Valverde (con quien firmó la interminable Historia de la Literatura Universal, rescatada ahora por Gredos), la de profesor debió ser su mejor faceta. Por desgracia, de eso uno nunca podrá dar fe.
26.3.08
Uno de los nuestros
José Jiménez, Director General de Bellas Artes y Bienes Culturales, Luces de Cultura.
25.3.08
Opiniones contundentes
El escritor y la violencia política de su país
Nadie está legitimado para exigir al escritor una conducta determinada. No digamos ya una determinada fe. Hacer tal cosa (y se hace con bastante más frecuencia de lo que muchos creen, a veces por la vía dulce de la subvención, del premio institucional o de prebendas varias) obliga al escritor a crear sus obras al dictado. Queda entonces irreparablemente desvirtuado el sentido primordial de su oficio, que no es otro que el ejercicio libre de la palabra escrita. Y un escritor sometido es una de las criaturas más dignas de lástima que se pueda uno imaginar.
En tanto que ciudadano, a un escritor lo afectan idénticos derechos y obligaciones que a los demás miembros del colectivo social. Pero un escritor no es, en cuanto tal, se diga lo que se diga, un ciudadano común y corriente, o al menos no lo es a la manera como sabemos que lo son el panadero o el dentista, pongo por caso, a quienes no se les hace objeto de reclamaciones morales cuando cuece el uno pan, empasta el otro una muela, por mucho que constituya un valor moral positivo el que despachen bien la tarea por la que se les remunera. Lo cierto es que ni el pan ni el empaste tienen la capacidad de repercutir ideológicamente en las conciencias de los comensales ni de los pacientes. El escritor, en cambio, dispone, si se empeña, de esa capacidad que puede llegar a convertirlo, a ojos de algunos, en un sujeto incómodo, incluso peligroso.
Para empezar, emplea un instrumento, la lengua, de propiedad colectiva, sin el cual está más que probado que el ser humano nunca sabrá definirse a sí mismo ni como individuo ni como elemento integrador de una masa social. El hombre no sabe ser sin lenguaje, una característica suya que lo hace desde la infancia vulnerable a la manipulación y al adoctrinamiento. También el escritor, aunque por falta de perspectiva no atinemos a calibrar con exactitud en qué medida, interviene en los hábitos lingüísticos y en los modos de pensar de los ciudadanos de su época y acaso de los del porvenir. Poco puede en apariencia hacer un escritor, con el solo ejercico de la palabra escrita, para introducir cambios y mejoras en la realidad; pero en su mano está, no obstante, analizarla y reproducirla en sus libros, dejando de ella su testimonio particular, sazonado de palabras más o menos perdurables, de pensamientos, de refutaciones, de imágenes y de todos esos recursos con que él elabora comúnmente su arte cuando no le falla el talento.
Así y todo, tanto como el escritor se encuentra delante de la realidad de su tiempo y toma de ella cuanto juzga necesario o útil para su arte, la realidad se encuentra asimismo delante de él interpelándolo a todas horas, formulándole preguntas a menudo relacionadas con sucesos trágicos o escandalosos. En tal sentido, el asesinato el otro día de ETA en Mondragón es una pregunta con su correspondiente expectativa de respuesta. La reacción inmediata por escrito compete al informador de prensa. Se supone que no hay titán de las letras capaz de redactar una novela de trescientas páginas a las pocas horas del crimen. Quizá un poema de urgencia, con el inconveniente añadido de su precaria difusión.
Pero tampoco caben muchas dudas acerca del hecho de que la respuesta de los escritores entraña no solo una opción moral voluntaria, sino también y sobre todo una opción artística. Y ya pocos ignoran que sobre la acción criminal de ETA la literatura vasca se ha expresado de manera insuficiente hasta la fecha, con notorios silencios, por cierto, que para algunos formarán parte acaso esencial de sus obras completas.
No se trata tan sólo de abordar en la obra personal, al modo de quien cumple un trámite, el tema de la violencia política con que hemos sido obligados a convivir, unos más de cerca que otros, por quienes la ejercen desde hace cuatro décadas largas, imbuidos de la convicción perversa de estar construyendo un paraíso nacional con todos los métodos que ponen a su alcance la demagogia, la destrucción y el mal. Es, más bien, una cuestión de simple dignidad, de grandeza de corazón y, si no es mucho pedir, de coraje. Porque un pueblo que tolera la violencia social no es un pueblo, sino un rebaño. Y un escritor que calla, una oveja amparada en las posibilidades de supervivencia que le aporta su docilidad.
Nadie es culpable de su miedo. A nadie se le puede exigir que se comporte como un héroe en su sociedad sometida al terror. Pero quizá constituya un comienzo de respuesta transmitirles a las generaciones futuras que no supimos o no nos atrevimos a afrontar las preguntas urgentes que nos planteó nuestro tiempo histórico. Que dicha tarea literaria queda en parte pendiente, y digo en parte porque sería injusto ignorar que algo de tinta admirable y lúcida, aunque poca, ha corrido. Que, sintiéndolo mucho, no acertamos ni a describir ni a interpretar con palabra libre la historia sangrienta de los vascos de ayer y hoy. Que la literatura de otros, ya que no la nuestra de ahora, tendrá que contar algún día, desde una perspectiva menos favorable, cómo se vivió y se sintió y se padeció individualmente aquel espantoso derrumbe moral de nuestro país asociado a la crueldad de una pandilla de fanáticos a los que no se pudo (¿no se quiso?) parar a tiempo.
Fernando Aramburu
(Me ha remitido este texto Francisco Javier Irazoki)
24.3.08
Carta de Barcelona
Viajes al margen (no muy malos, a pesar del tráfico y, a la vuelta, del viento y hasta de la nieve), los días se nos han ido en pasear por los alrededores del piso de la familia (Diagonal, Casanova, Muntaner, Gracia...), en bajar al mar (mi hijo no conocía Barcelona y, en consecuencia, tampoco la catedral -ni la del Mar ni la otra-, Las Ramblas, La Boquería...), en subir a Montserrat en el aeri (para escuchar a la Escolanía), etc. Todo muy típico, como les corresponde a unos turistas.
Tal cual suele ocurrir, nos encontramos con unos paisanos en la puerta del Parque Güell y vimos de lejos a un concejal del pueblo en un área de servicio de la autopista. Lo de siempre, ya digo.
En fin, no pude dedicarle el tiempo que hubiera querido a las librerías (bastó, para matar el gusanillo, una breve visita a Áncora y Delfín) ni a otras cosas que hubieran merecido la pena: ver a los amigos que allí viven y escriben, por ejemplo. Ellos comprenderán que uno iba de incógnito.
17.3.08
Referencias bibliográficas
Por si a alguien le interesa, además del poema de ABCD las Artes y las Letras, uno ha publicado recientemente sus versos en dos revistas. Con el título “Cinco poemas de amor”, en el número 9 de la Revista Iberoamericana SERTA (Poesía y Pensamiento Poético), que edita la UNED. De otro lado, han aparecido dos largos poemas narrativos en la Revista de Arte, Música y Literatura SIBILA (nº 25), que dirige Juan Carlos Marset.
16.3.08
Desde fuera
Ayer apareció en ABCD las Artes y las Letras, en la sección Uni-versos (que coordina Amalia Iglesias), este poema inédito. Abre mi próximo libro, que lleva el mismo título. Está previsto que salga en junio. Como los dos anteriores, lo publicará Tusquets.
DESDE FUERA
A César Simón, in memoriam
Vivir es deslizarse, repetiste,
captar nuestra existencia de soslayo
o verla desde lejos, en lo alto,
con la perplejidad del que contempla.
Los que te conocieron aseguran
que tu viviste así, que no hubo nada
ni nadie que pudiera desviarte
ni un ápice siquiera de ese trazo
que le diste por fin a tu camino.
Esa senda emboscada conducía
a una casa perdida entre los páramos.
Sobre aquel pedregal erosionado,
bajo la ardiente luz de los veranos,
una sombra precisa dibujaba
el estupor final de tu extravío.
En ese santuario estableciste
una visión del mundo peligrosa.
Rogabas a los dioses con frecuencia
que no nos castigaran con desgracias
(capaces en su ardor de destruirnos)
sin antes enseñarnos lo importante:
la frágil transparencia de la vida.
15.3.08
La Biblioteca de Barcarrota
Siete de los diez libros de la Biblioteca ya han sido publicados por la Editora. El último, Lengua, de Erasmo (seguido de La mala vergüenza, de Plutarco), acaba de aparecer. De la traducción, introducción y notas se han ocupado tres profesores de la Universidad de Extremadura: César Chaparro, Luis Merino y Manuel Mañas.
Para más información sobre la Biblioteca, pinche aquí. Miguel Ángel Lama dixit
13.3.08
I. V.
Para alguien, en fin, lleno de prevenciones hacia la poesía amorosa (leída o escrita), han sido todo un feliz descubrimiento sus poemas de amor.
12.3.08
De una conversación
Vicente Valero —Con frecuencia le gusta diferenciar poesía y literatura. ¿Qué las aleja y qué las aproxima?
Antonio Gamoneda –La literatura es, ciertamente, una producción grandiosa en su conjunto, pero la literatura es ficción y la poesía realidad, y es en esta realidad donde se produce la amplificación y la intensificación de nuestra conciencia y no en la ficción. La literatura representa o se refiere, la poesía crea y revela. Dicho de otra manera: la poesía no imita a la vida, es una parte de la vida, una emanación de la vida. Por esto mismo es una realidad y no un realismo. El realismo no es más que opción estilística. Y hay que añadir que la poesía «es» con independencia de género en que se manifiesta. Para aludir a su condición esencial, no será inoportuno acudir a Aristóteles, que venía a decir que la poesía es «el género que carece de nombre».
En La miranda, suplemento cultural del Diario de Ibiza.
Mañanitas
Como cada día, esas fugaces visiones tenían como sonido de fondo el de la radio. A esas horas escucho tres emisoras. Voy de la SER a RNE pasando por Canal Extremadura. Escucho a Francino, a Lucas y a Macías. En sus debidos momentos. Sigo sin resignarme y, ya en Mérida, me indigno un momento con el impresentable. Poco bien le ha venido que vuelva a ganar Zapatero. Contra él (y a partir de ahora contra Rajoy) vivirá aún mejor. Eso sigue sin ser pecado.
11.3.08
6.3.08
5.3.08
El blog de Pla
3.3.08
Molino
Para disgusto de Alberto, su madre quemó en la chimenea la papelera que ha estado debajo de mi mesa de trabajo durante los últimos veinticinco años. Al arder, parecía una pequeña celosía de Cristina Iglesias. Fue un momento. El olor del mimbre quemado me llenó de nostalgia.