Un domingo, delante de la casa de mi madre, Juan me preguntó: «¿Te has planteado alguna vez ir despacio?». Le respondí que no, que era incapaz de caminar de otra manera. «Pues peor para ti», aseveró.
Aquí atrás, durante el paseo matutino, cerca de la estación, un señor mayor (más mayor que yo, quiero decir) se paró delante de mí y me preguntó: «¿Has estado en la Legión?». «No», contesté sorprendido y sonriente. Entonces añadió: «Pues lo parece, tienes paso de legionario».
Tiempo al tiempo.