12.2.25

Pecio


Ya sabíamos que el escritor Pepe Cervera perdió su biblioteca personal por culpa de la maldita dana que anegó su pueblo, Alfafar, la noche del 29 de octubre del pasado año. Lo ha contado él mismo: Alfafar: ¡El dolor, el dolor! El artículo de infoLibre terminaba: "Me duele el dolor y ahora sé que el dolor es infinito, sé que acaba de empezar, que vendrá más, con mucha más fuerza".
Por su parte, la periodista de Las Provincias Laura Garcés dio cuenta del "fatal destino de los dos mil libros que flotaban sobre el barro". Contaba Cervera que iba a "salvar uno. Se lo ha recomendado una amiga. De hecho, después de que ya formara parte de la «montaña de ruina» salió a buscarlo. Las aguas detenidas, el título de poesía que cita en su mensaje, obra de Álvaro Valverde. «Una amiga de Madrid lo vio en la foto y me llamó para decirme que no lo tirara, que seguro que podría dar pie para algo». Ha decidido que ese se lo queda".
Me ha llegado una carta suya con la fotografía que abre esta entrada. Con este escueto texto: "Querido Álvaro, no nos conocemos, bueno, yo conozco tu poesía. Este es el único libro que salvé de mi biblioteca por el desastre de la Dana. Lo conservaré como recuerdo".
Es muy emocionante ese detalle. Me pongo en su lugar y... Sé lo que significaba esa biblioteca para él porque sé lo que supone la mía para mí. Hace muchos años publiqué en la revista cacereña Gálibo, que dirigió y cuidó con esmero el poeta y profesor José Luis Bernal Salgado, en un número dedicado a la figura tutelar de Juan Manuel Rozas, su maestro, un poemita titulado "Biblioteca" que empezaba: Así temes del fuego y de los límites. No imaginaba uno que también el agua podría llevarse por delante los libros que sostienen (iba a decir "apuntalan") las paredes de la casa de cualquier escritor. La suya se salvó, pero no esos volúmenes. Como pecio del naufragio, este librito que tomó su paradójico título de un poema de Joan Vinyoli. Y con él, la amistad. Un abrazo, querido Pepe.