1.1.14

Torres

Me entero por Hilario Jiménez de la muerte de Gregorio Torres Nebrera, profesor que fuera de la Universidad de Extremadura y estudioso de la literatura y, en especial, del teatro. Alberti, María Teresa León, Carolina Coronado, Arturo Barea, Díez-Canedo son nombres que se le vienen a uno a la cabeza por el mero hecho de nombrarlo. 
Miguel Ángel Lama, compañero suyo, me había contado aquí atrás que estaba enfermo. De gravedad. Con todo, nadie imaginaba...
Mi trato con él venía de antiguo. Siempre estuvo cerca de la Asociación de Escritores Extremeños y de cuantos proyectos literarios abordamos a lo largo de estas últimas décadas en estas lejanas tierras. Se intensificó cuando llegué a la Editora Regional, donde ya había llevado a cabo distintas ediciones con Fernando Pérez. Conté con él desde el primer momento para que dirigiera la antología de la literatura en Extremadura en tres tomos que concebí para celebrar los primeros veinticinco años de la Editora. Y allí estuvo. Recuerdo ahora nuestra primera, larga conversación en el Gran Café intentando poner en pie esa idea sobre la palabra y el papel. Y otra conversación, telefónica esta vez, cuando me echaron de mala manera de aquella casa. También estuvo allí. Pronto. De los pocos.
Ariza, Gregorio... ¡Qué tiempos!