Cuando me lo contó Yolanda, mi mujer, hace unas horas, no daba crédito. Sí, ya se han concedido las Medallas de Extremadura de 2017 y no está entre ellas la solicitada por los cauces reglamentarios y a propuesta del Excelentísimo Ayuntamiento de la muy noble, muy leal y muy benéfica ciudad de Plasencia, un gesto que le honra, para el narrador y ensayista Gonzalo Hidalgo Bayal.
No tiene uno nada contra el Orfeón Cacereño, un equipo de fútbol femenino denominado Santa Teresa, el colegio San José de Villafranca de los Barros (por donde pasó Ferlosio y, cómo no, el presidente Vara) y la cooperante María Victoria López, directora de Medicus Mundi en la región. Entre otras cosas porque, salvo del colegio de los Jesuitas, nada sabía de su existencia hasta hoy, y eso que lleva uno viviendo aquí desde hace cincuenta y ocho años (el próximo día 8). Me duele, no lo niego, que se la den a un colegio privado (por antiguo que sea) y no a uno público, rural a ser posible, de esta tierra educativamente irredenta. Lo del fútbol... Más grave me parece que se le haya concedido el galardón a Pepe Extremadura. Con todo respeto (a la persona), me parece de chiste. Hay comparaciones odiosas, sí, e indignantes, como hace al caso. Bueno, la comparación es, en rigor, imposible. Iba a decir que esta Medalla al señor Extremadura jugaba en el terreno artístico, pero me he arrepentido al instante. Por lo mismo. ¿De qué arte hablamos? Ni musical ni literario, por mucho que este hombre haya musicado, o así, versos de Gabriel y Galán y de Chamizo. De vergüenza, sin duda. Ya sabíamos que el crédito de estas Medallas era escaso, ahora... También sé que GHB está tan tranquilo. Más que antes. Por lo del discursino y la corbata, mayormente. Qué necesidad tiene un escritor de su talla de un reconocimiento que tiene este bajísimo nivel de exigencia. Ninguno, a pesar de que uno fuera inocente instigador. Con lo que hubieran ganado añadiendo su nombre al palmarés. Y gratis. Ni para esto sirven ya nuestros incultos políticos, y eso que el dosier, me consta, elocuente y espléndido, contaba con el apoyo de autores de un prestigio y una categoría que para sí hubiera querido cualquier candidato. En fin, lo mismo un año de estos... Perdone el desahogo. A otra cosa.