19.10.25

Dónde queda casa

Nicole Brezin (Buenos Aires, 1993) ha trabajado como editora en el sello madrileño Visor tras graduarse en la universidad de su ciudad natal. El que reseñamos es su primer libro. Llega bien respaldado: con un prólogo de Luis García Montero y una nota en la contracubierta de Cristina Peri Rossi.
Ya en el primer poema alude a “la patria como un amor perdido” y al “amor como una patria ganada”, versos que nombran las dos partes de que consta el libro.
Desde el principio el tono es conversacional e íntimo: autobiográfico, de ahí que lo dicho aspire a esa “difícil sencillez” de la que habla el prologuista. Así cuando nos cuenta (el aire es inevitablemente narrativo) que es la hermana mayor de dos mellizos (la ley primera, la de los hermanos unidos), que el fuego destruyó su casa, que las heridas se adhieren a la memoria “como una mancha de aceite / en nuestro sweater preferido”, que anhela un mapa sin distancia “como una Pangea de origami”, que viene de un “sur remoto como un sueño”, que pidió una foto a su madre para observar el pasado: “Quién eras, / con qué vida soñabas”, que “nuestro dolor parirá ciudades”, que ignora si “allá lejos y al sur” existirá su ciudad, que “hay cosas / que no deben perdonarse”…
“La memoria / también es un lugar”, sostiene Brezin, quien en la segunda sección (arraigo y desarraigo) acepta un “nuevo norte ―que es él”. El amor. El que “quemó las naves”. El que expresan poemas logrados como “21 gramos”, “Luces de navidad” (“sobrellevo mis pérdidas en silencio”), “Acrópolis” (“papá siempre sabía dónde estaba casa”), “Tradición” (la boda), “Mestizo” (el hijo: “no seas extranjero”) o “Por el bien del mundo”, un precioso himno: “Amémonos por los demás”. “Por el tiempo que nos queda”.
 
Nicole Brezin
Renacimiento, Sevilla, 2025. 104 páginas. 16 €