10.3.06

Patatal & Atrio

Antonio Franco acuñó un término que usaba mucho nuestro común amigo Fernando Pérez; así, era común oírle hablar del patatal cacereño. A mi entender, entran ahí algunos cacereños-de-toda-la-vida cuyo ideario es una extraña mezcla de típico fervor por las tradiciones de su ciudad natal con ciertos aires de mal asimilado progresismo (a veces). En rigor, patatales hay en todas partes. Dentro y fuera de Extremadura.
Me da que los miembros de esa curiosa cofradía entran y salen de ella según el asunto de que se trate. El del hotel de cinco estrellas que quiere abrir en Cáceres una cadena internacional a iniciativa de los dueños del restaurante Atrio (con un polémico edificio concebido por los arquitectos Mansilla & Tuñón) está saturando sus filas. Lo peor es que, como denuncia en HOY Alonso de la Torre, se empieza a confundir el culo con las témporas y en el todo vale de los energúmenos de siempre empiezan a aflorar descalificaciones que no merecen quienes han llevado el nombre de Cáceres, gracias a su excelente saber hacer, hasta el último rincón (informado) del mundo.
Toño, Jose, ánimo. Seguro que al final impera en sentido común (que no está reñido con el alto interés empresarial de vuestra apuesta) y el patatal se rinde a esa evidencia. Por la cuenta que a todos nos tiene.