19.11.16

Borges en Sevilla

Lo cuenta José Luis García Martín en sus diarios: «Abelardo Linares paseó con Borges por Sevilla (también estuvo con él en Buenos Aires) y mientras tomamos un café en el Starbucks de la calle Alemanes me cuenta algunas de sus anécdotas. Un pésimo poeta local se empeñó en leerle, frente a la Giralda, media docena de sonetos que le había dedicado. “Debe ser triste, maestro, no poder contemplar esta maravilla”, le dijo. “Sí –respondió Borges–, es triste para mí ser ciego y es una suerte para ella ser sorda”».