No dejan de aparecer en España traducciones al castellano de poetas
griegos. Entre las más recientes, tres obras de otros tantos poetas, tanto
antiguos como contemporáneos. Me refiero a Safo, Cavafis y Costas Reúsis. Dos clásicos
y un autor relativamente joven.
Poesías, de Safo,
publicado con primor por La Oficina de Arte y Ediciones, con diseño de Joaquín
Gallego y en traducción de Juan Manuel Macías, nos devuelve una poesía genuina
que el paso de los siglos no ha logrado devaluar. Sigue, en lo
fundamental, la edición de Edgar Lobel y Denys Page: Poetarum lesbiorum fragmenta (Oxford, 1955), así como la de Eva
Maria Voigt: Sappho et Alcaeus. Fragmenta
(Amsterdam, 1968).
Ya había vertido Macías a la poeta de Lesbos en una primera versión de este
libro que publicó la editorial DVD hace diez años.
A la “fama póstuma” de Safo se refiere Macías en su documentado prólogo,
quien afirma: “digámoslo de una vez, hablar de Safo es hablar, ni más ni
menos, que de poesía, lo cual significa no sentirse en la obligación de
hablar. Y el adjetivo «sáfico» no se puede entender sino como un sinónimo más
del misterio poético”. Y: “Hablar de Safo es hablar de las palabras y el resto,
los mapas de su vida, sus odios y sus amores, las casualidades de ser mujer y
griega, de haber vivido en una isla de Asia Menor de afamadas sonoridades y
pertenecer a ese colectivo que solemos llamar «los antiguos», todo eso no es
más que materia del tiempo y de las nubes”.
Cavafis. Poesía completa,
de Editorial Almuzara (colección Biblioteca de Literatura Universal, dirigida
por Luis Alberto de Cuenca) es una nueva edición bilingüe de la veterana
traducción de los poemas del autor de “Esperando a los bárbaros” realizada por
el profesor Pedro Bádenas de la Peña para Alianza en 1982. Aclara que se trata
de una “profunda y sistemática renovación” de aquélla, ya que que la traducción
literaria “nunca puede darse por zanjada”, pues es “una tela de Penélope
siempre perfectible”.
Además de una amplia introducción y una cronología, se incluyen los poemas
canónicos, los inéditos, los ingleses (que vierte el citado De Cuenca), los
proscritos, las traducciones éditas (Shakespeare, Keats, Shelley) e inéditas,
los inconclusos, los borradores sueltos y los poemas en prosa. Casi 800 páginas
de la mejor lírica griega.
La irrealidad submarina
(1993-2015), de Costas Reúsis,
en traducción de Mario Domínguez Parra, ha sido publicada por La Isla de Siltolá.
Se trata de una antología de sesenta poemas seleccionados y anotados por su autor,
que nació en Atenas en 1970, pero chipriota de origen. Sin título
universitario, aunque con estudios (de lenguas extranjeras, por ejemplo),
Reúsis ha trabajado en múltiples oficios y ha colaborado en prensa y en
revistas. Es el fundador de Facción Irreal Nico©ia, de la sólo él es miembro.
Sus poemas están traducidos al italiano y, ahora, al español.
De él ha dicho el poeta chipriota Yorgos Kalosóis que
es “salvaje” y añade: “Aquí no hay nada que tenga que ver con el gatito del
posmodernismo, que deja que lo acariciemos. Hay algo que tiene que ver con
poemas-leopardo que suben con sus presas a las descomunales acacias de la
sabana”. Por su parte, Mario Domínguez afirma que es un “admirador y
practicante él mismo de las vanguardias”.
Poesía rigurosa, hermética a rachas, que exige la
complicidad del lector. Si persevera, encontrará en ella hallazgos dignos de
elogio, como el poema “En las tinieblas”: La
mirada se aferra al ocaso / En su color mortal / El cielo de Nicosia /
Agoniza y está poseído por / Mi muerte / Que conozco.
Nota: Este artículo se ha publicado en el número 19 la revista griega Φρέαρ/Frear.