Con Ana María Matute |
Sí, el Aula de Poesía Enrique Díez Canedo de Badajoz comenzó sus actividades en enero de 1993 con una lectura de Antonio Gamoneda. Luego vinieron las demás. El inventor del proyecto, nuestro añorado Ángel Campos Pámpano (que murió hace ahora nueve años). Casi todas las que existen fueron fundadas mientras fue presidente de la Asociación de Escritores Extremeños, promotora de la actividad (con la ayuda de la Junta y de otras instituciones públicas y privadas). No vamos a subrayar la importancia que han tenido para las sucesivas generaciones de lectores extremeños. Y de escritores, por supuesto. También de alumnos. De Secundaria y Bachillerato, pues no se olvidó el anclaje educativo al crear, digamos, la franquicia.
Por ellas han ido pasando numerosos narradores, autores teatrales, ensayistas y poetas. En un determinado momento se unieron los autores portugueses, un verdadero acierto. Tan hermanada se siente esta tierra al vecino Portugal. Unidos por la misma Raya.
De los que participan este año en las distintas sedes sólo podría decir que, en general, son dignos continuadores de una cadena literaria llena de aciertos. Con todo, me apena ver entre esos nombres el de Elvira Sastre, poeta de moda, de los que llama Enrique Bueres ''cuquipoetas best-sellers''. Me resulta imposible no pensar en Ángel (sigue siendo para mí una autoridad moral y lírica, siquiera sea por fundada intuición), que mantuvo contra viento y marea la exclusividad de la poesía para el aula pacense, algo que han respetado quienes le han sucedido en la dirección de la misma. Y al hacerlo, no creo equivocarme, su gesto sería de desaprobación. Vamos, hubiera preferido no hacerlo. Lo mismo que la mayoría de quienes respetamos el extenso palmarés, con contadas caídas, de la Díez Canedo, por donde este año pasarán poetas tan excelentes como Ana Luísa Amaral, Jordi Doce, José Luis Bernal y José Ángel Cilleruelo. Respeta uno, faltaría más, la autonomía de sus responsables, buenos amigos que sabrán perdonarme esta impertinencia. Estamos ante una mera cuestión de gusto. O de criterio, mejor. Por eso prefiere uno, excepción mediante, destacar, por ejemplo, la presencia de Jacobo Cortines (en el Aula 'Guadiana' de Don Benito), Olvido García Valdés (en la 'Gabriel y Galán' de Plasencia) y Aurora Luque (en la 'Valverde' de Cáceres).
Lo importante es que, a pesar de los pesares y de nuestro decaimiento cultural, las Aulas siguen en pie y con una dignidad, insisto, loable. ¡Larga vida! Y gracias.