20.11.08

Barrendero

Esta tarde, durante el paseo, me he cruzado con un barrendero. La suya es una profesión que respeto. Estaba en la acera del Asilo. Tenía apiladas las hojas secas en pequeños montones. De momento, sopló una ráfaga de aire y todo el suelo se llenó de más y más hojas amarillas. Le comenté que lo tenía complicado. Él se quejó. Ayer por la tarde, dijo, tenía toda la acera limpia. Ya estaba metiendo en el cubo los montones. Entonces sopló el aire como ahora y... Casualmente, llegó el encargado y le afeó la tarea. Desde casa, añadió, se hace todo muy bien. Le he deseado que le sea leve y he seguido con mi caminata. Después he recordado los versos, en clave metapoética, del gran Felipe Núñez:

¿Aterra al barrendero

la razón última de sus escobajos?
No.
Barre.