14.6.12

Cuatro (inocentes) maldades

1. Soy, como casi todos, un mar de dudas, pero si me encuentro en el estante de una librería con un libro que se titula Yo siempre regreso a los pezones y al punto 7 del Tractatus sé perfectamente a qué atenerme.

2. Cuentan en el periódico que Joaquín González Manzanares, bibliófilo y, a la sazón, director de la Biblioteca de Extremadura, "tiene por costumbre llevar personalmente los tomos de la bibliografía de Pecellín a la Biblioteca Nacional". No me extraña. Son tan malos que si fueran solos no llegarían. 

3. En un reportaje de El País sobre la poesía del día, la periodista Rocío Huerta califica a María Victoria Atencia de "literata". Después del mal trago de la Real Academia (una injusticia), sólo le faltaba esto a la prestigiosa poetisa malagueña.

4. Lo siento, pero me parece una paletada. ¿Se imagina alguien un libro titulado Historia poética de Madrid en los Estados Unidos contemporáneos? Al fin y al cabo, Madrid es también una de las capitales de la poesía española del siglo XX. JLGM tiene razón. Lo que me cuesta trabajo entender es que el acreditado profesor Julio Neira, un viejo conocido de sus años extremeños, declare «expresamente en el prólogo que no ha tenido en cuenta ni los “estándares estilísticos” ni la “calidad poética”». ¿Dónde vamos? No, si al final va a tener razón el venerable Vargas Llosa, mal que le pese a mi admirado Isidoro Reguera.