9.6.12

Gente zumbada

"En realidad, en lo que se refiere a la literatura, ya todo acabó, aunque quizás esto por suerte también se pueda todavía matizar. Pero es innegable que la prosa se ha convertido en un producto más del mercado: algo que es interesante, distinguido, esforzado, respetado, pero irremediablemente insignificante. Queda preguntarse, sin embargo, si no hay ni una sola salida, a pesar de que ya sepamos todos que dejar las montañas nos hizo sobrepasar de largo el final del juego. Y entonces uno a veces cree ver señales para seguir navegando, porque vislumbra los casos de un puñado de escritores que captaron la gravedad del momento y lo que escribieron fue enfermizo y canibalesco, absurdo y exasperado, pero paradójicamente también feliz y auténtico. Fueron esencialmente gente zumbada —escritores obsesivos, maníacos, trastornados en el buen sentido de la palabra— que escribieron de un modo más desesperado que la revolución, lo que en cierta forma les convirtió en herederos indirectos de los misántropos desahuciados de antaño. Sus obras fueron increíblemente honestas y tuvieron un poder liberador". Enrique Vila-Matas, "Música para malogrados", El País.