21.1.13

Espriu

Fundada por Ramon Pinyol, como director, Maria Mercè Marçal y Xavier Bru de Sala, la editorial catalana Llibres del Mall apareció en 1975 y en 1986 publicó su último título. Impulsó la nueva poesía joven de aquel país, por decirlo con Pla, al tiempo que difundía la obra de algunos autores de generaciones anteriores, como Miguel Martí i Pol o Salvador Espriu. 
Sí, en aquel catálogo aparecieron sus Obras completas, traducidas al castellano por Andrés Sánchez Robayna y Ramon Pinyol, en tres gruesos volúmenes que uno conserva como oro en paño: 1: Cementerio de Sinera / Las horas / Mrs. Death / El caminante y el muro / Final del laberinto. Barcelona, 1980; 2: La piel de toro / Libro de Sinera. Barcelona, 1981 y 3: Para el libro de salmos de estos viejos ciegos / Semana Santa / Forma y palabra. Barcelona, 1981. De vez en cuando vuelvo a esa poesía exigente, seca, intelectual y sugestiva, sobre todo a la más judaizante, que se puso en parte de moda en la Transición por causas, claro está, completamente ajenas a su propia esencia o razón de ser. 
Nacido en Santa Coloma de Farners en 1913, al poeta se le va a dedicar el Any Espriu, por lo del centenario (por qué si no), que arranca el miércoles. Como entonces, cuando uno era joven y leía sus versos con asombro, se tomará su nombre en vano para reivindicar asuntos que, con estar presentes en su obra, no son, como decía, los sustanciales. Supongo que es una garantía a favor del rigor y del seny que el comisario del invento sea el citado Bru de Sala, poeta él mismo. 
Carles Geli explica con detalle en El País qué se ha preparado para tan fausta ocasión. Lo importante, al menos para uno, es que los versos de Espriu, un hombre fiel a su lengua, el catalán (no se imagina uno esos poemas en otra), vuelvan a recuperar lectores. A ser posible, entre los más jóvenes; aquellos que no vivieron sus años de mayor notoriedad, lo que en el caso de un poeta, salvo que se llame Richard Blanco, siempre es poca. Por lo pronto, la obra del autor de Cementeri de Sinera será de lectura obligatoria en las escuelas entre 2013 y 2015, una curiosa medida política. 
Celebremos su any con uno de sus poemas, acaso el más conocido. Tan hermoso, por cierto, como actual. ¡Salud, Espriu!

Ensayo de cántico en el templo

¡Oh, qué cansado estoy
de mi cobarde, vieja, tan salvaje tierra,
y cómo me gustaría alejarme,
hacia el norte,
en donde dicen que la gente es limpia
y noble, culta, rica, libre,
despierta y feliz!
Entonces, en la congregación, los hermanos dirían,
desaprobando: «Como el pájaro que deja el nido,
así el hombre que abandona su lugar»,
mientras yo, bien lejos, me reiría
de la ley y de la antigua sabiduría
de mi árido pueblo.
Pero no he de realizar nunca mi sueño
y aquí me quedaré hasta la muerte.
Pues soy también muy cobarde y salvaje
y amo, además,
con desesperado dolor,
a esta mi pobre,
sucia, triste, desdichada patria.

Versión de José Corredor-Matheos
En A media voz