24.1.13

Risas

Aunque con sentido del humor, me considero una persona seria. En más de un sentido. Que sonríe más que ríe. La risa, aunque sana y deseable, no siempre es oportuna. Ni necesaria. Por ejemplo, cuando la vemos, con demasiada frecuencia, en la boca de los políticos sin venir a cuento. La de Montoro, pongo por caso, irritante cuando lo que relata, día sí y día también, no tiene maldita la gracia. O la de Cospedal, tan cínica, como la que gastó aquí atrás para explicar la supresión de las urgencias médicas en algunas zonas de su Comunidad. Por no hablar, en fin, de la del presidente Rajoy, tan patética como todo lo suyo. "Ni trucos ni risas" titulaba mi admirada Sol Gallego-Díaz uno de sus recientes comentarios radiofónicos. Ya sabemos que nos tratan como a tontos. No hace falta que lo subrayen con sus risitas insultantes.