Hace unos meses Vaso Roto publicaba en su colección Fisuras La reparación de la poesía. Conferencias de Oxford, de Seamus Heaney, y ahora, en Umbrales, Otras tradiciones, de John Ashbery.
Estamos ante dos poetas fundamentales. De lengua inglesa. Uno, el primero, irlandés, y el otro estadounidense. Heaney fue Premio Nobel y uno no descarta que el segundo lo llegue a ser algún día.
El influjo de ambos en la poesía de nuestro tiempo ha sido y es extraordinario. Del segundo se ha llegado a decir que es el poeta norteamericano más influyente del siglo XX. Y no sólo, cabe añadir: es imposible estudiar la poesía española actual (no sé si llamarla posmoderna) sin tener en cuenta su ascendiente.
De ahí que sea digna de celebrar esta salida editorial, tan oportuna como enriquecedora. Por otro lado, no es frecuente que se publiquen libros de poética; algo que a los lectores de poesía, me atrevo a decir, tanto interesa. (No digamos a los poetas.) Más cuando se trata, al menos en el primer caso, de un reconocido teórico en la materia y en el segundo, precisamente por su parquedad a la hora de hacer alusión a su propia poesía y a los intríngulis de su creación, el aliciente está también garantizado.
De Heaney se recogen (en traducción de Jaime Blasco) las conferencias que pronunció, de 1989 a 1994, como catedrático de poesía en la Universidad de Oxford. Por allí pasan, entre otras obras y autores, Hero y Leandro de Christopher Marlowe, La balada de la cárcel de Reading de Oscar Wilde, John Clare, W.B. Yeats, Dylan Thomas, Elizabeth Bishop y Philip Larkin.
De Ashbery, las que dictó en la prestigiosa Cátedra Charles Eliot Norton, de la Universidad de Harvard (por donde pasaron, de los nuestros, Guillén, Borges y Paz), durante el curso 1989-1990. La traducción y el interesantísimo prólogo son de Edgardo Dobry.
En lugar de referirse a su propios versos, el autor de Autorretrato en espejo convexo (un libro soberbio que aquí tradujo Javier Marías) se ocupa de un puñado de poetas menores (el término el suyo): John Clare (una coincidencia con Heaney), Thomas Lovell Beddoes, Raymond Roussel, John Wheelwright, Laura Riding y David Schubert. Al final, como dijo Simic, "ofrecen pistas abundantes sobre su propio método de trabajo". De eso se trataba.
En fin, una doble fiesta de la poesía, no cabe duda. Que no decaiga.
En lugar de referirse a su propios versos, el autor de Autorretrato en espejo convexo (un libro soberbio que aquí tradujo Javier Marías) se ocupa de un puñado de poetas menores (el término el suyo): John Clare (una coincidencia con Heaney), Thomas Lovell Beddoes, Raymond Roussel, John Wheelwright, Laura Riding y David Schubert. Al final, como dijo Simic, "ofrecen pistas abundantes sobre su propio método de trabajo". De eso se trataba.
En fin, una doble fiesta de la poesía, no cabe duda. Que no decaiga.