10.9.15

Con Elena Felíu

Poemas en el margen es un título adecuado para el tercer libro de poemas de Elena Felíu Arquiola (Valencia, 1974). Profesora universitaria en Jaén, tras pasar por Bruselas y Madrid, su discreción me ha sorprendido, de ahí lo acertado de aludir al margen. 
Por aquello de la moda, esta breve colección de poemas lleva prólogo. De la también poeta, además de dramaturga y actriz, Gracia Morales, profesora en Granada, que comparte pertinentes señales con el lector antes de que éste inicie su andadura. Allí indica con tino su "tono honesto, comedido, preciso" y su "actitud reflexiva" en busca de "comprender y comprenderse". Cosa rara entre mujeres, menciona la edad para que el lector repare en la circunstancia, no menor, de que el libro consta de cuarenta poemas, que son los mismos que tiene la autora cuando los escribe. 
Sí, "al margen" marca una posición: "cierta distancia": "Encontrarse en distante / proximidad, / cercanamente lejos". Un rasgo que me agrada, como lo ha hecho esta poesía tan bien escrita (lo obvio no siempre se da) que suena estupendamente (ítem más). 
Cinco partes de ocho poemas cada una inauguran un mundo para mí hasta ahora desconocido (sus dos obras anteriores fueron premiadas en Soria con los galardones Gerardo Diego y Leonor) que se me ha hecho, desde el primer verso, del todo habitable: "No hay un amor más incondicional / que el de los cinco años". Cuando "estamos construyendo su mirada", como afirma en otro sitio. En "Crecer" hay dos protagonistas: sus hijos, los mellizos a los que dedica el libro: Elvira y Santiago. O Santiago y Elvira. Pocas veces ha leído uno algo sobre la infancia (un tópico literario que detesto, sobre todo en las memorias, diarios y biografías) tan sensato y verdadero, tan natural y tan hondo. Y en ocho poemas breves o muy breves. Sorprendente, ya digo. 
Brevedad y exactitud (al intelijente modo juanramoniano) que seguimos encontrando en las siguientes partes de este libro único. "Breves constataciones de que estamos / -casi sin darnos cuenta- / siendo felices". 
Hay mucha perspicacia en esta poesía y una fenomenal capacidad de observación. Lo cotidiano, ese milagro. Así, en "Existencia" y "Sabiduría" (los títulos, por cierto, siempre constan de una sola palabra). O en "Repliegue" y "Consecuencia", donde el amor, ese asunto tan manido, brilla con luz propia.
Aportan consuelo estos poemas. Su aparente sencillez y su particular limpieza, su humildad (como virtud), dan cuenta de una lírica verdadera, sin trampa ni cartón. Confieso que uno ha mantenido una hermosa conversación con Elena Felíu a través de estos versos. Tan intensa, ay, como inocente. Tan de verdad como su poema "Diálogo":

A veces la conversación nos salva
de nuestro propio olvido.
Es el relato ajeno
el que nos redescubre,
nuestro interlocutor quien nos propicia
el reconocimiento.