A la espera de que aparezca la preceptiva y amplia antología de la uruguaya Ida Vitale (Montevideo, 1923) que publica la Universidad de Salamanca con motivo de la concesión del Premio Reina Sofía, el lector español podrá disfrutar de ésta de Visor, en edición de la propia autora, bajo el título Cerca de cien.
En contra de lo que para ella viene siendo norma, publica al frente de sus poemas escogidos un brevísima nota que titula "Por prólogo" y que se abre con un par de frases destinadas a ser cita común de ahora en adelante: "En un libro cabe el azar. En una antología reina". Antes ha puesto, a manera de lema, unos versos del pessoano Álvaro de Campos: "Fui educado pela Imaginaçao, / Viajei pela mão dela sempre, / Amei, odiei, falei, pensei sempre por isso, / E todos os dias têm essa janela por diante, / E todas as horas parecem minhas dessa maneira." De su poema "Passagem das Horas".
Sí, la imaginación de Vitale es la base de una obra que en España se dio a conocer con su libro Reducción del infinito, editado por Tusquets, allá por 2002, en su colección Nuevos Textos Sagrados. Cuando apareció, publiqué un artículo en el diario ABC titulado "La poesía de Ida Vitale" del que ahora rescato un fragmento; una reflexión que sirve también para estos espléndidos versos, acerca de esta poesía de la absoluta precisión que no deja de sorprender. Decía (y dice) así:
Sí, la imaginación de Vitale es la base de una obra que en España se dio a conocer con su libro Reducción del infinito, editado por Tusquets, allá por 2002, en su colección Nuevos Textos Sagrados. Cuando apareció, publiqué un artículo en el diario ABC titulado "La poesía de Ida Vitale" del que ahora rescato un fragmento; una reflexión que sirve también para estos espléndidos versos, acerca de esta poesía de la absoluta precisión que no deja de sorprender. Decía (y dice) así:
"Reducción al infinito empieza con el poemario completo de título homónimo y continúa, de atrás hacia delante, con una selección de poemas de los otros libros de poesía que ha publicado, desde 1998 hasta 1953. Si, para colmo, como es el caso, hablamos de una poesía que exige el esfuerzo del lector (uno está aburrido de esa poesía para tontos que nos hace más tontos todavía, tan de moda estos últimos años); de una poesía que destella inteligencia por todos sus poros; que demuestra una maestría técnica digna de quien conoce a fondo todas las tradiciones de la lírica; que, en fin, nos complica la vida (porque la existencia es compleja), miel sobre hojuelas. No estoy del todo de acuerdo, por reduccionista y parcial, con ese comentario de la solapa donde se emparenta esta poética con la de Mallarmé. Va, por suerte, mucho más allá. No es sólo hermética, en el peor sentido del término, aunque no desdeñe esa corriente central de la poesía moderna. Ida Vitale es, eso sí, una autora de la estirpe de los poetas “transparentes y profundos, conceptuales y cautivantes”, como atinadamente se recalca en la misma presentación. Buena prueba de ello, de esa fácil dificultad a que aluden los editores, son poemas nítidos y memorables como Árboles, La gloria de Filitis, Abuela o No llores vanamente tu fortuna. Este poema, dedicado a Cavafis (el título es un verso del poeta de Alejandría), termina así: “eres / el derrotado, el triste, el solo / -no importa de qué tribu- / que trueca el duelo en canto”. Alta misión de la gran poesía. Como, afirmo convencido, lo es la de ambos".