21.11.17

Con Julián Rodríguez

Corina Arranz
Hacía nueve años que no nos veíamos. En una intensa etapa de nuestra vida, nos tratamos casi a diario. Viajábamos juntos con frecuencia de Cáceres a Mérida. Sus trabajos para la Editora Regional fueron -conmigo, antes y después- fundamentales. Fue una de las preciadas herencias que recibí de mi querido Fernando. Luego, cuando se convirtió en editor y fundó, hace once años junto a su amiga Paca Flores, la editorial Periférica, las cosas cambiaron, pero al principio no tanto como para que no pudiera seguir colaborando con nosotros. Hablo de María José Hernández, el alma de esa santa casa, y de mí, porque esa era toda la plantilla de la Editora, si exceptuamos al personal administrativo (otra persona o dos).
Aunque, según me contó, ha sufrido serios percances de salud, encontré a Julián, que no es nada hipocondriaco, como siempre: tímido en el trato y lúcido de mente, lo que se notó de sobra cuando empezó a hablar, en voz baja, de su labor editorial. Fue la semana pasada en la librería placentina La Puerta de Tannhäuser. Del trabajo gustoso en Periférica y Errata Naturae, sí, pero también sobre el mundo editorial en general, un asunto complejo que tan bien conoce. A pocos editores le ha escuchado o leído uno ideas tan claras sobre sus planes y objetivos y pocos tienen el criterio que este hombre gobierna. Un tipo inteligente, sin duda, al que da gusto escuchar.
Por lo demás, de su condición de excelente tipógrafo nadie duda. Ni de la de galerista, en Casa sin fin. Como siempre, entre Cáceres y Madrid. Con escala en la sierra segoviana y mil lugares más.
Antes de intervenir, charlamos acerca de su faceta, digamos, de escritor. Una tarea de momento abandonada. O aplazada, mejor. Es verdad que se reeditan sus libros y que en algunas de esas ediciones de bolsillo se incluyen textos inéditos, pero sus lectores seguimos esperando nuevas obras. Al parecer hay un nuevo tomo casi terminado de sus Piezas de resistencia, tras Unas vacaciones baratas en la miseria de los demás (2004; Premio Nuevo Talento FNAC) y Cultivos (2008). Veremos.
Fue un placer escucharlo. No me extraña que le llamen de diferentes másteres de edición. Sensato, sobrio e irónico (nos contó un par de chistes), está a punto de inaugurar, como comisario, una sugestiva exposición en la Fundación Helga de Alvear: Todas las palabras para decir roca. Naturaleza y conflicto. Seguimos. ¡Salud! 

Qué serios, con lo bien que lo pasamos. Ay, la "cara de presentación".