Jesús Munárriz
Huerga & Fierro, Madrid, 2023. 98 páginas. 12 €
Álex Susanna pedía tranquilidad a los que escriben mucho. “Los poetas que
más nos gustan, ¿por cuántos poemas nos gustan?”. Más de veinte libros lleva
publicados Munárriz (San Sebastián, 1940). En los últimos cinco años ha dado tres
nuevos a la imprenta pero sus lectores no se cansan. Porque no es cuestión de
cantidad ni de años, sino de que transfieran su sabia necesidad, como hacen estos.
La ironía, marca de la casa, está ya presentes en el título. Y
lo común, a través de una polisémica frase hecha. Con los poetas, “gente rara”,
empieza. “Si cuenta el qué, cuenta otro tanto el cómo”. Con su oficio, sabe de
qué habla. Su finísimo oído canta. “Sólo lo bien medido y calibrado, / si es
cierto y justo y ágil y preciso, / fija y transmite a veces la belleza”.
La muerte (“Visitas”, “Nocturno”, “Chequeo”) sobrevuela, pero
sin angustias: “Terminaremos todos como todo termina: / sin más, aniquilados”. “Cada
día su afán, / sus defunciones”. Para conjurar a “la pelona”, el humor siempre
al quite: “Estoy divinamente, / aun siendo ateo”. Léase “Cacao”.
Ni falta lo moral (“Lo que de verdad cuenta se revela en la
acción, / que ordena el pensamiento e impulsa la emoción”) y lo político: la
Guerra Civil (“Vuelve el 36”), las fosas comunes, el neoliberalismo.
“Respetémosle”, pide para el suicida. “La vida rara vez es justa”.
Los poemas de la sección “Materiales” (“Piedra”, “Aguas”, “Ríos”,
etc.) demuestran la versatilidad de Munárriz, su capacidad para cambiar el
paso. Su poesía es todo menos aburrida. Así, en “Erratas”, que tanto recuerda
al letrista de canciones que fue.
“Yo sólo sé escribir de lo que pasa”, afirma, y que ningún
crítico nunca le dejó tan contento como cuando un niño en Bogota le dijo: “Tus
poemas son chéveres, poeta”.
NOTA: esta reseña se ha publicado en EL CULTURAL.