17.8.25

Incendio


Viendo cómo pasan constantemente, desde hace seis días, aviones y helicópteros por encima de nosotros para intentar apagar el incendio de Jarilla (y de muchos sitios más, como Plasencia, a la que se acerca peligrosamente, o Hervás, por citar poblaciones de ambos frentes) recuerdo aquel verso de Gil de Biedma, lo del “en un viejo país ineficiente”. Y no lo digo por el esfuerzo infinito de los bomberos y de quienes pilotan esas aeronaves, también de la UME, la Guardia Civil o Cruz Roja, además de la sociedad civil, la Iglesia y los ayuntamientos, sino por la falta de políticas efectivas contra esta plaga incendiaria que nos asola. ¡Se da prioridad a tanta insensatez! Aunque bien sé que lo importante son las personas y sus bienes perdidos, muy por encima de cualquier otra cosa, permitidme que sienta en el alma que los paisajes de mi vida desaparezcan sin remedio y para siempre (al menos para mí) delante de mis ojos con tanto dolor como impotencia. Qué tristeza.

(Nota: la imagen es de El Periódico Extremadura)