30.4.11

Noticia (doble) de Ada Salas

Dos libros de Ada Salas (Cáceres, 1965) llegan, casi al mismo tiempo, a las librerías. El más sustancioso, El margen, el error, la tachadura (De la metáfora y otros asuntos más o menos poéticos), ganó el II premio de Ensayo Literario Fernando Tomás Pérez González. En el jurado (donde uno estuvo en la primera convocatoria para nunca volver), personas que de poesía saben: Santiago Castelo, Javier Rodríguez Marcos, Antonio Sáez... Lo digo porque, aunque el extenso título pueda llamar a engaño, las apasionadas páginas de este libro (que editan al alimón las entidades convocantes del certamen: la Diputación de Badajoz y la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura) se resuelven en una apasionante defensa de la poesía, un hermoso paseo por lo inesperado y lo sorprendente, por la extrañeza y el extrañamiento, por el temblor y la perplejidad, por el deslumbramiento en suma, donde autor y lector (escribir y leer, dos caras de la misma moneda) ganan la batalla al tiempo, a la desmemoria y al olvido y al desconocimiento de uno mismo. Estupor es una palabra clave para comprender el alcance de este libro, que es tanto como decir para entender la poesía; ese "sitio para lo auténtico" o "lugar para lo genuino", al decir de Marianne Moore.
No prima por suerte aquí el tono profesoral o la lectura académica. Más bien estamos ante las reflexiones de una poeta que lleva al papel las siempre movedizas arenas de su poética. Sus ideas, transmitidas con precisión y claridad, no son originales ni siquiera novedosas. Se apoyan o derivan de un puñado de poetas de cabecera que bien podríamos llamar sus maestros:  Eliot y Valente, sobre todo, pero también Juan Ramón, Antonio Machado, Wallace Stevens, Octavio Paz, Sophia de Mello Breyner, Anne Carson (de un poema suyo arranca el libro), Pessoa, Montale o Claudio Rodríguez. Son, más que presupuestos teóricos, anotaciones de un diario, tanteos, maneras de "caer en la cuenta", propias de alguien que lee y escribe y sabe que, al hacerlo, le va la vida en ello.
Quienes tenemos la suerte de conocer a Ada Salas, quienes hemos leído sus libros, nos la encontramos en éste (otra vez) de cara, plena de lucidez y con no pocas certezas, las que hacen posible que una y otra vez intente romper el hielo para ver lo que hay debajo. Porque, como ha escrito: "La poesía surge de la ruptura de lo rígido. Está en el agua que aflora cuando se quiebra la superficie del hielo. Está en el agua bajo el hielo: no la vemos. El poeta rompe el hielo para verla».
No es la primera vez, conviene recordarlo, que Ada Salas se acerca al ensayo. Ya en 2005 publicó en Hiperión Alguien aquí: notas acerca de la escritura poética
Cité más arriba a Eliot. La traducción de sus famosos e inolvidables Cuatro Cuartetos llevaron a Jesús Placencia a realizar catorce dibujos que entregó a su amiga Ada para que escribiera un texto. El resultado, no son unas líneas sino catorce poemas que la Editora Regional de Extremadura publica, junto a los mencionados dibujos, bajo el título Ashes to ashes en su colección Vincapervinca. El círculo se cierra.

29.4.11

Viajes con MOB

Son las iniciales del editor Malcolm Otero Barral, nieto del autor de Metropolitano y miembro de la Escuela de Barcelona (Riera) o del Grupo poético de los años 50 (García Hortelano). Ahora dirige Barril & Barral, pero en 2003 trabajaba en Destino y fue quien acompañó a Trapiello por media España para promocionar su novela Los amigos del crimen perfecto, premio Nadal de aquel año. Dice el de Manzaneda de Torío en su diario: "Piensa, y asombra que lo sepa tan joven, que en literatura no hay éxitos ni fracasos, sino trajes de atrezzo, que uno deja en el guardarropa cuando termina la comedia. Sabe que la literatura es cultura, pero lo que vale es la poesía, que es estado de gracia, y que en poesía lo que vuela, vuela solo, sin que sepamos cómo es ello, por lo mismo que no acabamos de explicarnos cómo, con tan poco esfuerzo, el pájaro se sostiene en el aire o la araña en el techo, sin caerse. Y sabe que eso es un escritor, alguien que no se cae. Y que la poesía es la vida" (Apenas sensitivo).

28.4.11

Vuelve Sansón

Según la Wikipedia, Sansón viene del hebreo: שִׁמְשׁוֹן, Shimshon, tiberiano Šimšôn; que significa "del Sol". Pero no es de aquel Sansón bíblico del que uno viene a hablar aquí, sino del escultor Miguel Sansón, un hombre que empezó fabricando sillas (sent-arte lo llama) y que, sin porqué (ah, sí, estuvo una vez en Nueva York, qué olvido más tonto), va camino de convertirse en la estrella de la estatuaria pública extremeña. A él se refirió uno, sin nombrarlo, en este blog, cuando colocaron delante de la Asamblea uno de sus decorativos armatostes y ahora, de nuevo gracias a nuestros formados e informados políticos (que le dieron, por nada también, la Medalla de Extremadura), coloca otro mamotreto delante del remozado Palacio de Congresos de Cáceres, a un paso, pobre, del piso de mi hija, que pasará cada dos por tres delante del adefesio con su perrina Pepa. Y espérate, que lo mismo, confuso el animalito con aquello, echa allí su meadina y daña la imponente obra de arte.
Sí, para gustos, los colores. Y para tontos, los que pagamos con nuestros impuestos las ocurrencias de los que lo mismo te hacen una silla donde uno no puede sentarse que una escultura (un decir) donde el arte brilla, y mucho, por su ausencia. ¿La próxima?
Bueno, nada, se dice uno, al fin y al cabo qué se puede esperar de alguien que dice: "La escultura, como creador, creo lo que siento, con una estructura y un movimiento, lo demás lo pone quien lo contempla" (sic). Eso, un galimatías.

Cilleruelo y Alvarado, novedades

José Ángel Cilleruelo publica nuevo libro. Se trata de una novela breve. Se titula Una sombra en Pekín y está ilustrado por Juan Gonzalo Lerma. Como empieza a ser usual, se puede leer en formato electrónico y en papel. Elija.
También el polémico poeta colombiano Harold Alvarado Tenorio invita a leer dos libros "en línea" (y gratis, claro): uno de poesía, Brando im Schwarzwald y otros poemas, publicado por Benjamin Valdivia en México, y otro, muy interesante, de entrevistas, 25 Conversaciones con escritores y artistas, publicado por Jairo Osorio en Medellin.
Además, vende su biblioteca. Son más de dos mil libros los que HAT quiere vender "a una sola entidad o comerciante". Sólo de Borges (o sobre el poeta argentino), 313.

27.4.11

Feliz quien ha leído

Feliz quien ha leído. El que en la infancia, a través de los cuentos, fue descubriendo el mundo. El que en la adolescencia, en medio de la nada, supo hallar en lo oscuro siquiera este refugio al abrigo del tiempo. Quien joven, eterno en su belleza, intuyó en la lectura que vivir el momento era el mejor remedio contra aquello que huye. Aquel que, ya maduro, perdido como siempre, se aferró a algunas páginas para aplazar la muerte. Quien, en fin, viejo ya, leyó para ganar la batalla al olvido.
Feliz quien ha leído porque el camino es breve y sólo en la lectura puedes vivir las vidas que una existencia impide. Esas vidas de otros que por arte de magia se convierten en propias.
Feliz quien ha leído y ha encontrado en los libros el consuelo a sus males o el amor que le falta o la dulce alegría que vence a la tristeza. Quien ha llorado a solas al leer unos versos o un pasaje escondido en alguna novela.
Feliz el letraherido, el melancólico, aquel que, solitario, en un libro conoce al amigo que añora cuando va por la calle.
Feliz quien ha leído y tiene su mirada prendida de un poema y tiene su memoria aferrada a un relato. Quien piensa como piensan los que ensayan. El que se siente un griego en el exilio, o acaso un japonés a la espera de un haiku, o un árabe que evoca los sonidos del agua, o un americano que se canta a sí mismo.
Feliz quien ha leído y ha ido construyendo su propia biblioteca, y cada libro es un recuerdo cercano, un momento indeleble de lo que es fugitivo. Y una forma de crítica, porque no todo vale.
Feliz quien ha leído en salas soleadas de bibliotecas públicas y ha sentido las sombras de los mil personajes que pueblan los volúmenes que se apilan en torno.
Feliz quien, como Borges, no se jacta de aquello que ha escrito y, sin embargo, se enorgullece de aquello que ha leído. Quien, como a Jaime Gil de Biedma, la mención de la palabra poesía le suscita la imagen no de un hombre escribiendo un poema, sino la de un hombre leyendo un poema.
Feliz quien ha viajado sin haber recorrido un país extranjero. O aquel que desde el cuarto va más lejos incluso que el viajero más rápido. El que es cosmopolita y vive en la provincia de los libros sin patria, porque el lector es alguien que ignora las fronteras.
Feliz quien ha leído y se apena por todos los que no han encontrado ese placer perfecto.

Nota. Escribí este "manifiesto por la lectura" hace un par de meses a instancia de Leni Ortiz, directora de la Biblioteca Municipal "Juan Pablo Forner" de Mérida, y fue entregado ayer a los asistentes a la celebración del Día del Libro.

26.4.11

Trapiello's


He aquí un par de blogs interesantes. De los hijos de Andrés Trapiello: Rafael y Guillermo. El ingeniero (que ha devenido fotógrafo) y el arquitecto, respectivamente. Del primero, destacaría la serie "Los pagos". Del segundo, todo lo relativo a su viaje a Japón. G. es, por lo demás, un excelente dibujante. Sí, se dice uno, de casta... No los conozco, pero años de lectura de los diarios de su padre hace que uno tenga con ellos un trato casi familiar. Nos hemos divertido con sus juegos infantiles, sus ocurrencias o sus trastadas escolares. También hemos sufrido con sus problemas de salud: los vértigos, la hernia de disco... Los hemos visto crecer: fumar, conducir, echarse novia... Quizá por eso se acerca uno a sus blogs con el mismo afecto que gastaría al ver, pongo por caso, el de un sobrino. Me consta que su padre está orgulloso de ellos. No es para menos. Los hijos...

Gonzalo Rojas

Parecía inmortal, era un gran vitalista, pero... Conocí la poesía de Gonzalo Rojas allá por los ochenta, a través del crítico Jorge Rodríguez Padrón, que fue un buen amigo suyo. A punto estuvo de heredar su puesto en la Universidad de Utah, donde el chileno trabajó durante años. De eso hace mucho. Lo leí con interés. Luego, la cosa cesó. Por nada en especial. Un gran poeta, sin duda. Su poesía es apasionada y excesiva (en el mejor sentido del término) y a uno, como lector, esa manera de proceder siempre le ha apabullado. Recuerdo una breve conversación que mantuve con él en un pasillo del hotel Palace de Madrid, en la entrega de uno de los premios Loewe, del que fue jurado. Era afable, cariñoso. Y de aspecto muy menudo. Parece mentira que un cuerpo así y un temparamento, en lo aparente, tan tranquilo y discreto  pudiera dar a luz semejantes versos. Un misterio. El de la poesía.

25.4.11

El romanticismo suicida de Trapiello

He llegado a la conclusión de que uno no lee los tomos de los diarios de Trapiello sino que se los bebe. Apenas sensitivo, el último, por ahora, de su Salón de pasos perdidos, me ha durado tres días escasos. Es verdad que es más delgado que su hermano mayor, Troppo vero, y que casi todos los inmediatamente anteriores, pero... Deber ser cosa, me digo, del "romanticismo suicida", que no sólo afecta a quien escribe esa novela en marcha, sino también a quien la lee. Con una carta venida del futuro empieza esta entrega, la correspondiente a 2003. En ella, un crítico, que además es -o era- amigo, conmina a Trapiello a abandonar de una vez el proyecto. Tras el trastorno inicial, se ve que, por razonado y razonable que aquel hombre fuera, caso, lo que se dice caso, no le hizo. Y eso que ganamos los lectores que año a año, y van..., cumplimos con este sano rito laico. En mi caso, con un lápiz para subrayar todo lo destacable y para ir despejando las iniciales que encuentre por el camino. Ya allí, comenzamos el año en Madrid y no, como es habitual, en Las Viñas. Después, todo, o casi, vuelve a su ser. Digo "casi" porque ese fue el año que T. ganó el Nadal y medio libro, que podría haberse titulado Viajes por España o Mis viajes por el Corte Inglés ("nunca hubiese sospechado uno que había tantos"), transcurre de ciudad en ciudad promocionando la obra. Bilbao, Vigo, Santiago de Compostela, Burgos, Santander, Granada (y el carmen de La Victoria), Barcelona (con Sant Jordi incluido, fiesta CAS por excelencia), Cáceres (donde la concejala de cultura le pregunta si ha visitado alguna vez Extremadura), Madrid (y el encuentro con "la Juani"), etc.
Por lo demás, no faltan las alusiones a amigos -Bonet (que le presenta en una exposición al príncipe de España), Borrás, M. Millanes, C. Pujol, García Martín (sus amigos descubren que tiene corazón), Jiménez Lozano, Brines (con quien visita, en la antequerana y mítica Casería del Conde, a Muñoz Rojas, uno de los pasajes más hermosos del libro y de toda la serie), Delibes (otro momento memorable: su conversación en el piso vallisoletano del escritor), Ferlosio- y a enemigos -Alberti (otra exposición), Lorca (y familia), Tàpies, Gamoneda, Valle, Prada, Conte, etc. Por una vez, no aparece Valente, y ya es raro. Vamos, que se le echa de menos en esas páginas. Sí aparece, cómo no, su propia familia, centro y razón de ser, o eso me parece, de la vida de Trapiello que no deja de hablar, aquí o allá, de M., su mujer, y de sus hijos, R. y G., que ahora tienen cara gracias al álbum de su recién inaugurada página web. Aparecen también su madre y sus hermanos, su cuñada... Téngase en cuenta que en 2003 se rodó para Esta es mi tierra, el programa de RTVE, el capítulo Algunas travesías: Manzaneda, Las Viñas, Madrid, del que Trapiello es protagonista y que, por cierto, uno ha visto por primera vez hace unas pocas semanas. Y ya que de familia hablamos, no se puede obviar el relato de la muerte de Mora, su perra mastina, o las charlas con Manuel, el lagarero, puro ejemplo de extremeño cabal.
Como no se puede olvidar la bronca con Gallardón en la madrileña Feria de libros viejos y de ocasión o con el sobrino de Lorca o, en fin, con los vecinos de la Sierra de los Lagares a costa de una agropecuaria gavia.
No faltan otros viajes significativos: uno breve a Lisboa, otro largo a París, el de Ronda (con Rilke a pie de tajo). Ni las visitas al Prado para decepcionarse con Veermer y complacerse con Tiziano. Ni las habituales al Rastro y las librerías de viejo, tanto las de Madrid como las de cualquier sitio. Divertidísimo resulta, pongo por caso, el "entremés" de la subasta del manuscrito de Poeta en Nueva York con el inevitable sobrinísimo lorquiano al fondo.
Entre lo más destacable, señalaría el retrato afectuoso que hace T. de poeta jerezano José Mateos en su primer viaje a Madrid.
No decepciona, al revés, Apenas sensitivo, por lo que uno no puede dar la razón al crítico (del que creo saber el nombre, aunque por discreción lo calle) que escribió a Las Viñas para que T. abandonara una obra que, según él, ya estaba cumplida. Puede que para otros lo esté. No para mí, para uno, que espera la entrega anual con la misma o mayor expectación que la primera vez, cuando el 31 de octubre de 1990 llegó a sus manos El gato encerrado, que ahora se reedita con el formato que adoptó la colección a partir de La cosa en sí.

24.4.11

Enamoramientos, por Pàmies

Daniel Verdú. ¿Y en el amor feliz tampoco cree?
Sergi Pàmies. El amor es un fenómeno defectuoso. Si fuera un electrodoméstico, en el Corte Inglés te devolverían el dinero. Lo que promete la caja es muy superior a lo que luego te da, y además no te avisan de que te puedes quedar hecho una mierda si lo utilizas. Tiene adosados unos procedimientos muy nocivos: las segundas oportunidades, aguantar más de la cuenta, creer cuando se acaba un amor empieza otro... Y esto lo he ido observando y notificando en el libro.
P. ¿Es mejor aguantarse?
R. Yo recomiendo que la gente aguante. En un estado de lucidez constructiva. Creo que es lo que hacían nuestros padres y abuelos. No estaban enamorados, pero aguantaban. Y al final encontraban un territorio habitable. Pero en ningún momento se les hubieran escapado diatribas sobre la felicidad como las que circulan hoy en día. No hay ninguna relación entre el matrimonio y la felicidad.

De una entrevista publicada en El País con motivo de la salida de La bicicleta estática (Anagrama), nuevo libro de relatos de Sergi Pámies.

TSS

Tomás Sánchez Santiago publica en la revista Las razones del aviador siete poemas inéditos de su libro, inédito también, Pérdida del ahí. Una alegría.

23.4.11

Ángeles

La historia sucedió como sigue. Alguien, para mí un desconocido, me envía el enlace con un blog que se titula Ángeles y Reiki. Uno, educado como es, responde con un sencillo "gracias y angelicales saludos", después, esos sí, de echarle un vistazo a la página. Luis Moreno, ese alguien, responde: " Hmmm.... menos gracias... menos angelicales saludos.... y haz el favor de enviarnos un poema, hombre, que no cuesta tanto... Podríamos pedirte permiso para buscar nosotros mismos, pero luego... pasa lo que pasa... que no te parece adecuado el elegido... y hay que cambiarlo". Seguía con otras consideraciones numéricas y personales. Confieso que me descolocó la respuesta. Del todo. Fue cuando decidí intentarlo. Recordé que hace mil años me habían pedido un poema para un homenaje a Walter Benjamin que tenía previsto publicar El Urogallo, la revista de mi añorado amigo José Antonio Gabriel y Galán, y que escribí y mandé (para nada: todo quedó en proyecto), a instancia de otro paisano, Fernando Castro Flórez, uno sobre "Angelus Novus", el cuadro de Paul Klee, un motivo benjaminiano. Pero entonces no había ordenadores y el poema (o poemas) está desaparecido en el fondo de alguna carpeta de las que abundan por los bajos de las estanterías. Total, me puse a ello y salieron estos versos que ahora aparecen en el mencionado, angélico blog con un encabezado algo pomposo que no es mío y un dibujo de Federico Gallego Ripoll.

22.4.11

Día del libro

"Quien está en una librería está en el centro del mundo", dice Luis Landero, y añade: "el centro del mundo está también en una biblioteca y en un ordenador. Ese es hoy el puro centro del mundo".

La poesía de Màrius Torres

 El otro día me traje de Salamanca Palabras de la muerte, la antología del poeta catalán Màrius Torres (1910-1942) que, para conmemorar el primer centenario de su nacimiento, ha publicado DVD en edición de Txema Martínez y prólogo de Antonio Jiménez Millán. El elenco de traductores es de lujo. Casi todos poetas: Carlos Marzal, Enric Sòria  (por fin alguien se hace eco de la antología de Joan Vinyoli que publicaron en Pre-Textos), Antonio Cabrera, Vicente Gallego, José María Micó, Luis Muñoz, Jordi Virallonga, Paco Díaz de Castro, Eduardo Moga, Sergio Gaspar, el citado Jiménez Millán (que firma una introducción espléndida)...
A mi debilidad por la poesía catalana del XX se une mi  alta estima por este poeta de "mirada interior" que  fue, según él, "un médico, un ciudadano vulgar que escribe versos" o "esta cosa absurda: un poeta lírico", y murió prematuramente de tuberculosis. Uno de los mejores de su generación y, como afirma Txema Martínez, del siglo. Un poeta cercano al mencionado Vinyoli. Al más juvenil, cuando menos. Con peor fortuna, eso sí; Torres no tuvo ocasión de evolucionar. Pertinente y necesaria, pues, esta recuperación. Lo religioso (Dios) y lo metafísico se dan la mano en estos vitalistas juegos para aplazar la muerte llenos de exigencia y meticulosidad pues a nada  le temía más el poeta que "a la poesía falsa ―a poesía que no es poesía". Como a Mahalta (Mercè Figueras), a esta poesía "le sienta la tristeza / tan bien" que "para que me rinda no hace falta / un solo adorno". Porque "Siempre late en lo oscuro algo muy claro", los poemas de Torres se leen con melancolía, sí, pero con sosiego y  naturalidad. No en vano, al criticar algunos defectos de la poesía moderna, dijo: "¡Como si alguna cosa pudiese ser nunca más original que un sentimiento sincero expresado con exactitud!". Así la poesía de Màrius Torres. Tal cual.
"Me gustaría tanto llegar a ser un poeta que otro siglo pudiese leer con placer", le escribió en francés a su amigo Joan Sales. Los lectores de estos versos, que vencen a la muerte, dan fe de un deseo conseguido.

21.4.11

Valls recomienda

Fernando Valls recomienda en su blog dos libros: Los enamoramientos, la última novela de Javier Marías (que uno dejará, si la presión mediática lo permite, para el verano) y Las moradas del verbo, de Á. L. Prieto de Paula, de la se ha venido hablando aquí por razones que Valls, uno de nuestros mejores críticos, resume así: "Esta es una de esas antologías que pronto se convertirá en referencia imprescindible para entender lo que ha sido la poesía española de estas últimas décadas". 

Jardines, cenadores...

El 21 de noviembre de 2007, el día del cumpleaños de mi madre, escribí en este blog algo a propósito del derribo de unos cenadores situados en unos jardines de principios del siglo pasado por culpa de una variante en construcción. Bien, vuelve ASO a informar sobre el asunto pues los tribunales se han pronunciado. Tarde, cuando el desaguisado ya no tiene remedio, pero poniendo al fin y al cabo las cosas en su sitio. Bueno, eso hubiéramos querido algunos, que volvieran a ser como antes. Por cierto, qué bonitas fotos perdidas para el folleto propagandístico de la alcaldesa. Si se hubieran mantenido, claro.