2.6.13

No fue un día cualquiera

Uno escucha desde casa a las mujeres radiofónicas (son varias y en distintos medios) y, sin conocerlas, se dice: muy distantes, muy estiradas. Hombre, con Pepa Bueno, ahora en la SER, compartí mesa, charla y mantel hace años y me pareció bastante normal. Fue, eso sí, antes de que se pasara a la tele y le llegara la fama. 
Otra Pepa, Pepa Fernández, de RNE, me dejó ayer de una pieza. Por su cordialidad, por su afecto, por su cercanía. Y lo que es más importa: por su profesionalidad. Pocas veces le han entrevistado a uno con tanta hondura, respeto y cuidado. Y lo que es más raro: tras haberse leído el libro (y más) del que íbamos a hablar. No es sólo cosa suya, aunque sea quien dirige el programa. Y su voz. Virginia Hernández y Mari Cruz Hernández, de su equipo, demostraron también de sobra su competencia. Así da gusto. 


Lo cierto es que el Evohé de mi querido Pablo Guerrero (¿a quién iba a elegir?) me puso rápidamente en onda y durante toda la conversación, cara a cara con la periodista, no dejó uno de sonreír, otra rareza. A la foto me remito.
Agradezco a todos su acogida y al público que asistió en directo, su complicidad. También doy las gracias al instigador de ese encuentro, mi paisano Urbano García, delegado -dos en uno- de los Centros Territoriales de RNE y TVE en Extremadura. No, no fue un día cualquiera.