12.10.14

El nombre de Jacobo Cortines

Confieso que me llena de alegría la aparición de un nuevo libro del lebrijano Jacobo Cortines (1946). Este hombre, poeta más bien secreto, se prodiga poco. De hecho, éste es su quinto libro de poemas. El anterior, Consolaciones, se publicó hace diez años.
El título de esta entrega es hermoso, Nombre entre nombres, como la edición (en Calle del Aire, de Renacimiento). Se abre con una impresionante cita de Juan Ramón Jiménez: «Todos somos actores aquí, sólo y sólo actores, y el teatro es la ciudad, y el campo y el horizonte, ¡el mundo!». De inmediato, "Paseo", un poema que nos devuelve al Cortines más clásico, al del verso impecable y la dicción serena, el que concluye: "Ya es bastante / no naufragar en el silencio propio". Al apartado "Escenarios" (apenas tres poemas memorables como ése que evocan, por ejemplo, al Puerto y a Granada) le siguen "Ausencias" (tres emocionantes elegías, como "Azotea de Bornos") y "Contrapuntos" (donde los poemas son cuatro y su longitud aumenta). Todo para llegar a la parte central de la obra, de la que toma el título, un extenso poema de cientos de versos (de la página 39 a la 58) dividido en dos partes, con dos cortos fragmentos de enlace, y epígrafe de JR también, donde el poeta andaluz va narrando de manera muy lírica el porqué de ese nombre entre nombres, que uno callará para no desvelar de antemano el misterio. 
El campo, tan presente en sus versos; la meditación sobre el paso del tiempo desde ese retiro; los asuntos familiares, las casas y el amor; así como la propia vida, vista ya desde la atalaya, entre privilegiada y melancólica, que proporcionan los años cumplidos, dan cuerpo (y alma) a esta composición digna del gran aficionado a la música que Cortines es y, sobre todo, de un virtuoso de la poesía (no en vano ha traducido a Petrarca), buen conocedor de lo antiguo y de lo moderno, pues ha ejercido la docencia en la Universidad de Sevilla y dirige la colección Vandalia de la Fundación José Manuel Lara. 
Releo: "Pero la vida sigue, y no es posible / vivir sin nombre alguno, pues los nombres / son las cosas, los sitios, los lugares / de la tierra en que existes." Luego vuelvo al principio, porque uno también "avanza sin saber hacia dónde, porque hace mucho tiempo / que ignora lo que es ir o llegar a ningún sitio."