17.11.15

Epitafios españoles

Uno ya ha dicho en repetidas ocasiones que no es bibliófilo, pero comprende que tiene entre las manos un libro que cualquiera que posea ese noble vicio, y ame la poesía (o no), querría poseer. Se titula Vestuario de almas. Antología del epitafio español del siglo XX y el editor es Ricardo Virtanen (Madrid, 1964), profesor en la Universidad de Castilla-La Mancha, poeta, músico profesional y crítico literario. Está publicado, primorosamente, en la Antigua Imprenta Sur de Málaga, ahora del Centro Cultural Generación del 27, para la colección Cazador de nubes; la tirada, no venal, es de 250 ejemplares compuestos a mano en tipografía Baskerville por José Andrade. 
En Vestuario de almas Virtanen ha reunido 45 poemas de autores del pasado siglo y todos giran en torno al epitafio, ya sea propio (el que uno escribe sobre sí mismo anticipando la posteridad) o sobre otros; a pie de tumba. 
La muestra empieza con Manuel Machado y termina con José Luis Piquero. En medio, un elenco de poetas y poemas que demuestran, más allá de la intención inicial y concreta de la antología, la calidad de la poesía española de la pasada centuria. No en vano Virtanen cita a Eliot, su famoso verso (del quinto canto de "Little Gidding")Every poem an epitaph (Todo poema es un epitafio). 
La presentación en Málaga del libro corrió a cargo de la periodista Nieves Concostrina, quién mejor.
Estamos, en fin, en palabras del propio editor, ante "una antología de muertos hecha por vivos". Nos consta, eso sí, que es sólo una parte de un proyecto más amplio que espera su oportuna edición.

En la página 51 aparece el poema de uno que ha elegido el antólogo para su florilegio y que forma parte de mi libro Ensayando círculos. Está inspirado en una visita al pequeño cementerio asturiano de Cenero, donde están enterrados cuatro miembros de la familia Gómez-Castelao: Pedro, Gloria, Maribel y Tita. Cuatro personas de mi propia familia.

EL CIPRÉS Y LA SOMBRA

Apenas un ciprés y, desplazada,
la losa de una lápida y el verde
intenso y sucesivo de la lluvia.

Apenas nombre y fecha, esos azares,
el lugar y las flores que sostienen
el tallo o su prestancia en una esponja.

Apenas, del pasado, los recuerdos
que vienen y que van como si fueran
la luz en la cadencia de las sombras.

Apenas, en la tarde, gris el cielo,
la frase entrecortada
y el sollozo.