En la, digamos, redención de la literatura en Extremadura, juega un papel fundamental Luis Landero y su novela Juegos de la edad tardía. Por vez primera la unión del sustantivo escritor y la del adjetivo extremeño dejaba de tener un carácter peyorativo. De ahí que parezca tan acertado que su obra ocupe el “Cartapacio” central del número doble 121-122 de la acreditada revista Turia.
De ella dan buena cuenta los trabajos de Elvire Gomez-Vidal, perfecta introducción a la literatura landeriana, Luis Beltrán Almería, Raúl Nieto de la Torre, Fernando Valls, Irina Enache, Analía Vélez de Villa, Alfonso Ruiz de Aguirre, Epicteto Díaz Navarro, Natalie Noyaret, Antonio Rivas y Gonzalo Hidalgo Bayal, “lector afín”, que nos ofrece en “El héroe y sus heterónimos” una lectura penetrante y clarividente de la narrativa del de Alburquerque, a modo de ensayo.
Estos magníficos trabajos se completan con otro texto no menos extraordinario: “Devaneos de lector”, que firma el propio Landero. “Yo amo los detalles”, escribe, y: “la memoria es poética”.
En una larga entrevista que le hace Emma Rodríguez, nuestro autor afronta numerosos asuntos vitales y literarios.
Cierra el “Cartapacio” una biocronología realizada por Ruiz de Aguirre. Se trata, en realidad, siquiera en parte, de un esbozo de biografía, aunque no falten datos meramente bibliográficos.
Pero el voluminoso número de Turia da, por suerte, como nuestra pequeña literatura, para más. Así, en la sección “Letras”, Domingo Ródenas se ocupa por extenso en su artículo “Larvatus prodeo: variaciones Cercas” de la obra del autor de Soldados de Salamina, un “novelista consciente”, según él.
En “Taller”, el diplomático y escritor Luis María Marina rescata “25 epigramas y un diálogo” del raro mexicano Carlos Díaz Dufóo.
Eugenio Fuentes deja la serie negra y se traslada a la Semana Santa con el relato “Saeta”.
El impertinente José Luis García Martín publica nuevas páginas de su no menos osado diario.
Manuel Neila, consumado aforista y antólogo de aforismos, reúne unos cuantos en “Pensamientos del malestar”.
Otro tanto hace José María Cumbreño, aunque los suyos tengan mucho de cuento o de poema. Y Elías Moro, con sus “Guadianescas”.
En lo que atañe al apartado de “Poesía”, se inaugura con una selección de poemas del portugués Manuel António Pina vertidos al español por Antonio Sáez Delgado. Es de agradecer que se señale nuestro vínculo portugués y rayano. Siguen los de Andrés Trapiello, Pureza Canelo, Basilio Sánchez, Inma Chacón, José Antonio Zambrano, Santos Domínguez, Efi Cubero, Álex Chico, Mario Martín Gijón, María José Flores, Javier Pérez Walias e Irene Sánchez Carrón.
Entre los incluidos en esa sección, dos poetas ligados a Extremadura: el asturiano Jordi Doce y el catalán Eduardo Moga.
En “Pensamiento”, Manuel Pecellín firma un artículo sobre el historiador y economista Ramón Carande.
En “Conversaciones”, Fernando del Val entrevista a Gonzalo Hidalgo Bayal.
Tampoco faltan en la sección “La Torre de Babel” reseñas con nombre extremeño, tanto de críticos como de autores.
Subrayo, para terminar, las espléndidas ilustraciones, incluida la de la portada, auténticos poemas visuales, obra de Antonio Gómez.
Revista Cultural Turia. Número 121-122. Teruel, 2017.
Nota: Esta reseña ha aparecido en el número 9 de la revista El Espejo, de la Asociación de Escritores Extremeños.