Nuestros hijos también están muy lejos.
Ya sólo nos visitan, aunque ésta siga siendo su casa.
En el fondo,
sólo un lugar de paso
donde apenas descansan
entre viaje y viaje,
mientras vienen o van de cualquier sitio.
Poco importa en rigor esa distancia
que nos separa de los dos físicamente.
Esa es la paradoja:
que están a nuestro lado sin estarlo.
Nota. Este poema ha aparecido publicado en la revista Cuadernos del Matemático, que celebra por todo lo alto su treinta aniversario. Felicidades, sobre todo a su alma, Ezequías Blanco.
La fotografía "Sofa rouge de Carlos Serrano" es de mi admirado Bernard Plossu.