© Begoña Rivas |
De la entrevista que Carlos Mayoral le hizo para la revista Jot Down.
-Algunos poetas jóvenes de hoy cuelgan sus poemas en YouTube acompañados de música y de imágenes. En ese sentido, pareciera como si la poesía estuviera mutando.
-Bueno, es que estamos en un momento inaugural de otro tipo de relación entre el poeta y su público gracias a internet y a las redes sociales. Yo, por cuestiones generacionales, no utilizo ese soporte, pero el fenómeno está ahí, en la literatura. Sobre todo con la poesía, que es el género más fácil de publicar.
-¿Más fácil?
-Sí, otra cosa es hacerlo bien. Pero al tratarse de un género más corto, pues la gente empieza por ahí y se comunica por las redes sociales. De hecho, hemos tenido algunas sorpresas curiosas relacionadas con el éxito de algunos cantautores o no cantautores que se han acercado a la poesía, algunos de ellos con mérito.
-¿Calificarías ese fenómeno como éxito?
-Bueno, es que luego las editoriales han ido a por ellos, ya que tienen tantos amigos en las redes sociales, y han vendido miles de ejemplares. Y eso está al alcance de muy pocos.
¿Y crees que esa poesía, nada basada en la preceptiva literaria, tiene mérito?
-Bueno, en cierto modo son vagidos adolescentes. Y eso es lo que comunica en las redes. No siempre, hay algunos autores con interés, pero sí a menudo. Para referirme a ello yo hablo de «parapoesía», igual que existe la «parafarmacia». No deja de ser poesía, pero no es poesía sujeta a los preceptos de la retórica tradicional. Eso sí, es un fenómeno con el que hay que lidiar. Tú miras la lista de los diez libros más vendidos hace cinco años y te encuentras con las editoriales clásicas: Visor, Hiperión, Renacimiento, Pretextos… sin embargo, hoy, si hay una de esas editoriales…
-¿Te alineas con este tipo de poetas?
-Fíjate, Aguilar nos ha pedido a Karmelo C. Iribarren y a mí sendos libros para una colección que solo va a tener «parapoetas» y a nosotros dos, que a lo mejor también somos «parapoetas», porque si nos lo han pedido… eso sí, para mí es un honor estar con toda esta gente joven, pero es evidente que es un fenómeno que no me pertenece, es de otro mundo.
-¿Cómo definirías este nuevo estilo con el que compartirás colección?
-Lo que hacen es dejar fluir la muñeca, sin más. Como Baroja en novela, lo que pasa es que una cosa es la novela de Baroja, con ese desaliño encantador, y otra cosa es dejar fluir ideas. Sospecho que estos autores jóvenes dirían: es que esto es lo que hay que hacer. Como si hubieran creado una nueva preceptiva. Lo que pasa es que preceptiva solo hay una y es la de siempre. Nuevos espacios comerciales sí, pero nueva preceptiva… no puede ser.