Jenaro Talens
Edición de José Francisco Ruiz Casanova
Cátedra, Madrid, 2021. 552 páginas.
Aunque, como atleta, la suya no fuera esa distancia, Jenaro Talens (Tarifa,
1946) ha demostrado ser un poeta de fondo; un resistente, no un velocista.
En la tradición del poeta-profesor, este filólogo políglota ha ejercido la
docencia en varias universidades y es autor de libros sobre semiótica e
historia y teoría de la literatura y el cine.
Ha traducido a Shakespeare, Hölderlin, Petrarca, Camões, etc.
Discrepo de quienes lo consideran ninguneado o preterido. Su obra es
amplia, tan exigente como sólida, y eso porque se ha centrado en ella –viviera
donde viviera, fuera de España durante años– y no se ha distraído en enredos como
los más circulados; sus compañeros de generación, por ejemplo, la del 70 o Novísimos,
tan publicitada. Lo demuestra el hecho de que éste sea su segundo libro en la
muy canónica colección Letras Hispánicas. O que fuera premio Loewe.
Estamos ante una extensa muestra de doscientos poemas editada por José Francisco
Ruiz Casanova, quien dedica parte de su introducción a situar su nombre en el
lugar que le corresponde, por encima del malentendido que aprisionó su obra en
la categoría de “metapoesía”, esto es, aquella poesía cuyo universo referencial
es la propia poesía. Sí, porque “el poema es práctica de una teoría en la
medida en que es la teoría de su propia práctica”, Talens sería, en rigor,
“metapoeta”. El prefijo griego meta debería
ser traducido por “junto a” y no por “acerca de” o “sobre”.
Poesía y metapoesía son, para él, lo mismo. Y la intertextualidad o el
poema en prosa, herramientas naturales de su escritura virtuosa.
Habla “desde mí” y no “de mí”, nos aclara, y tiene en la incertidumbre,
el estupor, la errancia, el desconcierto, o la extranjería su razón de ser. ¿Sus
temas? La infancia, el viaje, la muerte, el placer, la soledad, la identidad,
el amor…
Poeta moderno, Talens ensancha su campo de visión y no lo circunscribe al
verso, algo que suele tolerarse mal en este país de miras estrechas y
compartimentos estanco: “Si quiere teorizar, teorice; si poetizar, poetice”.
A lo largo de su vida, Talens ha agrupado sus libros en tres tomos: Cenizas
de sentido (1962-1975), El largo aprendizaje (1975-1991)
y Puntos cardinales (1992-2006). En el florilegio se adelanta
un cuarto: Los tigres de agosto (2006-2020). Y más inéditos:
el libro Memorial de una pandemia, traducciones (Leopardi, Bonnefoy,
Júdice…), así como un apéndice muy oportuno con textos de poesía y poética. Viene
a verificar lo que se dijo antes: son dos caras de la misma moneda.
No ve uno mejor manera de iniciarse en la obra de Talens, coherente y unitaria
(gracias al concepto cinematográfico de montaje).
Y si el lector ya la ha transitado, de encontrar una senda fiable para no
perderse en ese frondoso bosque.
NOTA: Esta reseña se se ha publicado en El Cultural.