El pasado 23 de marzo estaba prevista una presentación en Cáceres del número doble 137-138 de la revista cultural TURIA que incluye un sustancioso cartapacio dedicado a la obra del escritor extremeño Gonzalo Hidalgo Bayal (Higuera de Albalat, Cáceres, 1950). Un año después de que se presentara en la misma ciudad, lo que no deja de ser curioso, el libro que agrupa sus ensayos ferlosianos, tres días antes del principio del confinamiento. A sus lectores y amigos no deja de parecernos un justo y oportuno homenaje que coincide con una fecha redonda: la de su entrada en la setentena.
Las estrictas perimetraciones autonómicas y otras medidas anticovid impidieron que el acto tuviera lugar y, en consecuencia, nos perdimos una intervención en diferido de Luis Landero y un conversatorio en directo entre Bayal y yo. También las palabras de algunas autoridades turolenses y extremeñas y, cómo no, las del director de la revista, Raúl Carlos Maícas, impulsor de la idea.
A la espera de un segundo intento (que uno ve cada vez más improbable), cualquiera puede, eso sí, acceder a su contenido si lo compra en su librería habitual o lo pide a través de la web de la revista.
Coordinado espléndidamente por Concha D’Olhaberriague, una elegante orteguiana especialista en la obra del autor de Paradoja del interventor (y de la de otros, como el citado Landero), que abre el cartapacio con su exhaustivo trabajo "Azar, paradoja, desolación. Una lectura de la obra de Gonzalo Hidalgo Bayal", éste reúne (por orden de aparición) los siguientes textos: "La objetivación de la tristeza (La razón poética de Gonzalo Hidalgo Bayal)", de quien escribe; "La trayectoria narrativa de Gonzalo Hidalgo Bayal", de Ana Calvo Revilla; "La saga / fuga de GHB. Una aproximación al ensayo bayaliano", de Juan Ramón Santos; "Epitalamio y funerales de Roma con Cartago", de Ricardo Menéndez Salmón; "Luis Landero: «Bayal y yo nos entendemos con pocas palabras, como los héroes de los wésterns crepusculares», una entrevista al autor de El balcón en invierno realizada por Fernando del Val; "La subversión del héroe: los cuentos de Gonzalo Hidalgo Bayal", de Pilar Galán; "La misantropía como relación social", del mencionado Fernando del Val; "Un evangelio kafkiano y carnavalesco: Paradoja del interventor", de Alfonso Ruiz de Aguirre; "Nemo o la sacralización del silencio", de Fernando Parra Nogueras; "Una aproximación al humor de Gonzalo Hidalgo Bayal", de Elías González Cano; "Vidas transfiguradas", de Tomás Sánchez Santiago; "Nosotras, sus alumnos", de David Matías; "Las lágrimas de Miguel Strogoff", un precioso escrito inédito del propio Bayal; y una "Biocronología" meticulosamente elaborada por Miguel Ángel Lama.
Me gustaría ir comentando cada uno de ellos (cuántas lecciones y hallazgos contienen), pero es preferible que cada cual haga su lectura, sin duda más gratificante.
Casi un año (el de la maldita pandemia) ha costado poner en pie este conjunto de artículos que harán las delicias de esa creciente inmensa minoría de exquisitos lectores fieles a la obra rigurosa y singular de GHB.
Como es habitual, la entrega no es sólo el dosier, aunque sea lo más sustantivo y central. En esta ocasión me limitaré a señalar la nutrida presencia extremeña. Así, en "Letras" encontramos el ensayo "Manuel Chaves Nogales en la encrucijada", de Manuel Neila. En "Taller", el relato "Un día cualquiera", de Susana Martín Gijón, y "El sol de las contradicciones (Diarios inéditos)", de José Antonio Llera. En "Poesía", versos de Sandra Benito Fernández, Pureza Canelo, Efi Cubero, Álex Chico, María José Flores, Eugenio Fuentes, Julio César Galán, Carlos García Mera, Carmen Hernández Zurbano, Mario Martín Gijón, Elías Moro, Javier Pérez Walias, Antonio Rivero Machina, Ada Salas, Basilio Sánchez, María Fernanda Sánchez, Irene Sánchez Carrón y José Antonio Zambrano.
No faltan tampoco nombres extremeños en la sección de reseñas "La Torre de Babel" (como la de Lama sobre Sentido y melancolía, la poesía reunida de Luciano Feria) y cabe destacar que las ilustraciones del número son de Fermín Solís, autor de la novela gráfica Buñuel en el laberinto de las tortugas, por lo que se logra una interesante conexión entre Aragón y Extremadura.
Dejo para el final la referencia a la conversación que mantuve en Plasencia, a finales de año, con Fernando del Val y que se publica también aquí. Demuestra a las claras lo bien que conoce ese hombre cuanto he escrito. Gracias.