23.4.25

Elogio de los libros


En 2002 publicó la Editora Regional de Extremadura el primer Elogio del libro. Le tocó a uno abrir brecha. Me negué a escribir un "manifiesto", como me solicitaron. Y salió esta suerte de poema.
Ese mismo año se puso en marcha el Plan de Fomento de la Lectura. Antes, y con un gran consenso institucional (Junta, partidos políticos, sindicatos, etc.) y de la sociedad civil, se había firmado, en la Biblioteca Regional, el Pacto por la Lectura. Qué lejos parece todo aquello. Pero de ahí venimos. 
Hoy, veintitrés años después, lee Pilar Galán su "elogio" en los Salones Barrocos del Palacio Episcopal de Plasencia. A la misma hora estaré en un centro educativo de la ciudad con alumnos de Secundaria. Todo por el libro. 

ELOGIO DE LOS LIBROS

Por la descripción del paraíso, y la ceguera de Tobías y por el viaje de Jonás alojado en el vientre de una ballena.

Por las aventuras de Ulises a través de un mar color de vino y por la explicación de sus hazañas hasta que pudo regresar a Ítaca.

Por las enseñanzas de Virgilio acerca del tiempo que nos huye, irremediable, y, cómo no, por las de Horacio, que nos animó a disfrutar del momento que pasa y a llevar una vida retirada y modesta. 

Por los jardines y fuentes de los versos arábigos, porque evocan la pérdida del inmenso desierto.

Por la flor del cerezo y la luna y el río, y por los pabellones y por las batallas que cantan los poemas de los clásicos chinos.

Por el amor que ha abierto las murallas de todos los castillos de la historia y por los trovadores que inventaron el modo de asaltarlas.

Por las coplas escritas a la muerte del padre, y las noches oscuras y la senda escondida, y la hermosa locura que inventó Don Quijote.

Por el descenso a los infiernos donde habitan los monstruos y el ascenso a los cielos donde viven los ángeles.

Por la busca del tiempo que creímos perdido en la patria feliz de la infancia.

Por los cuentos de hadas y los cuentos de lobos, por su felicidad y por su miedo.

Por los cantos oscuros de las tribus remotas, tan acordes al ritmo con que suena la Tierra.

Por la tristeza y por el entusiasmo que se esconden detrás de las líneas escritas por cualquier ser humano.

Por los mares del mundo: los del norte y sus sagas, los del sur y sus islas; y los de la persecución de Moby Dick y los profundos del Nautilus.

Por los héroes de leyenda y los seres reales porque son las dos caras de la misma existencia. 

Por las volteretas de todas las vanguardias y los sueños que inventan con sus saltos festivos.

Y por todos los libros, incontables, que admiten recordar lo olvidado y volver a lugares donde nunca estuvimos y vivir esas vidas que jamás viviremos. Porque el mundo es un libro que nos lee y que escribimos. 

NOTA: En la fotografía, la Biblioteca Episcopal de Plasencia