2.11.13

Palabras de Muñoz Molina

El Roto
"En nuestro país, la ineptitud general y la negligencia de otras épocas ha dado paso, con este Gobierno, a una beligerancia vengativa. (...) Desde hace años, metódicamente, con toda la saña del ignorante hacia el saber y todo el resentimiento casi genético de las clases dominantes españolas hacia la ilustración, el Gobierno central, y los Gobiernos regionales y Ayuntamientos que le son afines, parecen empeñados en debilitar y hasta eliminar cualquiera de las formas de creatividad y de conocimiento que se hacen en nuestro idioma. Han arruinado los teatros y los cines subiéndoles insensatamente los impuestos. Han castigado a los maestros y a los profesores de la enseñanza pública reduciéndoles los sueldos y obligándoles a dar clase en aulas superpobladas. Han destruido una gran parte del tejido de investigación científica que costó tanto levantar. Han ahogado a las revistas culturales eliminando suscripciones a las bibliotecas públicas, tan castigadas en sus presupuestos que muchas veces ya no pueden permitirse la compra de libros nuevos. Han seguido permitiendo la impunidad de la piratería, sumiéndonos más aún en un descrédito internacional que perjudica más aún la imagen ya penosa de nuestro país, y que además contribuye al enriquecimiento de esas compañías de telecomunicaciones que ofrecen luego puestos tan bien remunerados a los exministros. (En esto hay que reconocer que el mérito no les pertenece en exclusiva: la izquierda es tan culpable como la derecha de cultivar la demagogia de lo gratuito). Subvencionan el fútbol, las corridas de toros, las fiestas más brutales, los casinos, la fabricación y la venta de coches: pero no hacen nada por defender una industria del libro que es la más importante del mundo en español y por lo tanto crea riqueza y puestos de trabajo. En Francia la izquierda y la derecha se unen para poner límite a los abusos insolentes de Amazon y defender las librerías: en España, el presidente de la Comunidad de Madrid inaugura oficialmente el almacén de Amazon." Así escribía hace poco Antonio Muñoz Molina en el suplemento Babelia de El País, en su artículo  "Grandes borrascas de palabras". El pasado sábado, el novelista fue entrevistado, precisamente, por el principal diario francés, Le Monde. Francisco Javier Irazoki me ha hecho llegar, traducidas por él, algunas frases que a continuación transcribo: "En política, hay que ser moderado porque los deseos de los unos deben respetar los deseos de los otros. Yo soy radical en pocas cuestiones: la igualdad entre el hombre y la mujer, el derecho a la educación y a la sanidad, y la separación entre la Iglesia y el Estado. Ser moderado es reconocer la complejidad del mundo. Las instituciones políticas deben tender hacia la moderación. Y moderado no significa ser tibio. Se puede ser apasionadamente moderado. La moderación no es la indiferencia. Un moderado también se indigna. Intenta observar racionalmente, y después pone la observación por encima de la opinión. Camus era un moderado furioso. Orwell o Conrad, también. Ponían la realidad concreta de los seres humanos delante de los fantasmas ideológicos. La ideología corrompe el lenguaje. En una democracia, el lenguaje es fundamental".