Lo de RTVE es de escándalo. Desde hace mucho. Por ejemplo, desde que el PP destruyó lo conseguido por Zapatero, que no todo lo hizo mal: lograr una radio y una televisión dignas de un país eficaz y democrático. El último, más allá de la exaltación en los telediarios de la felicidad reinante en el congreso del partido del gobierno, ha sido por culpa de Eurovisión, engendro musical que ese ente, o lo que sea, organiza. Uno, que conste, nunca ha seguido ese rancio concurso y menos la elección de sus sucesivos, nefastos representantes. He leído, eso sí, que la cosa acabó mal, entre abucheos, insultos y agresiones, pero a mí lo que de verdad me cabrea (con perdón) es que la canción elegida se titule 'Do it for your lover' y que se ande pensando el desconocido que la canta si será del todo en inglés o sólo en parte. Mi ignorancia no me exime de saber que ya ha habido antecedentes. La del año pasado, leo, sin ir más lejos. Y es que, según dicen, ir a ese concurso con una canción (?) en esa lengua franca da puntos. Estoy con la Española y, como a José María Merino, me parece un "disparate". Propio de seres acomplejados que no entienden nada ni le dan importancia a su propio idioma, nuestra seña de identidad más importante. Tampoco me extraña. He seguido la polémica del lema del congreso antes aludido, impecablemente analizado por Álex Grijelmo, lo del "España adelante!" (con ausencia de signo de exclamación, de coma y de ordinal), y la anécdota demuestra que quienes nos gobiernan y van a seguir haciéndolo en los siglos venideros desprecian también al pobre español o castellano, por mucho que en su afán patriotero se les llene la boca de todo lo contrario. Detalles, sí; anécdotas, de acuerdo, pero... ¡Qué cruz!, que diría el otro.